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Michelena 30, Venezuela

Fue el de este pasado viernes, un pleno de lo más entretenido

Tino Fernández habla con Anabel Gulías y Raimundo González antes del inicio del Pleno Municipal que se celebró en el Principal. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Tino Fernández habla con Anabel Gulías y Raimundo González antes del inicio del Pleno Municipal que se celebró en el Principal. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

PRESENTÓ el Partido Popular su propuesta para respaldar un nuevo proceso electoral en Venezuela y algunos concejales del BNG se volvieron hacia Pilar Comesaña, como si la política internacional debiera circunscribirse al marco de las parroquias. “Tranquila, Piliña”, parecía decir la sonrisa cómplice de Lores mientras Raimundo González, el custodio de las arcas municipales, se aflojaba el cuello de la camisa y comenzaba a calcular el coste aproximado de restaurar la democracia en pleno corazón de Latinoamérica. Frente a ellos, al tiempo que Rafa Domínguez mostraba su total apoyo a la comunidad venezolana en Pontevedra, pudimos ver a Pérez Puga echando mano de su teléfono móvil. Sobre él suele recaer la responsabilidad de acompañar al candidato en sus visitas a la periferia por lo que no parece descabellado imaginar al bueno de Gerardo consultando, en Google Maps, el trayecto más corto entre el nudo de bomberos y Caracas.

Fue, el de este pasado viernes, un pleno de lo más entretenido, vistoso y con unos picos de emotividad impropios de la burocracia municipal. El ejemplo más claro lo encontramos en Luis Rei, portavoz y candidato de En Marea, capaz de convertir cualquier intervención en una pincelada de poesía. En su boca, hasta un simple “Autovía A57, treito A Ermida- Pilarteiros” adquiere rango de verso mayúsculo mientras su alma, despojada de ataduras, parece abandonarlo por momentos para reunirse con Cesárea Tinarejo en el paraíso del realismo visceral. Al terminar, apaga Rei el micrófono con cierta cólera, como el horticultor que patea su barreño tras alimentar con margaritas a los cerdos. “Qué pronto murió Bolaño, coño”, debe pensar el bardo al levantar la cabeza y descubrir a Alberto Oubiña, insultantemente joven y absorto, con su moderno portátil, en la bancada contraria.

Delante del concelleiro de Xuventude se sienta, precisamente, una María Rey que apareció por el Teatro Principal con aires renovados, más guerrera de lo habitual, mejor documentada y dispuesta a disipar cualquier duda sobre su futuro como candidata de Ciudadanos en las próximas municipales. La formación naranja ya no juega al despiste con su arco ideológico y Rey se lanzó a la yugular del Partido Popular desde el minuto uno. Frente a los recortes en sanidad que tanto se le reprochan a su rival más directo, envidó María solicitando un profesional de enfermería en cada colegio para terminar instando a la Xunta de Galicia a realizar un estudio integral sobre el saneamiento de la ría. ”¿Alguien más quiere uno?”, preguntó animada por las protestas de los demás grupos cuando los populares respondieron que, dicho estudio, ya estaba hecho. “¡Pues que sean cuatro!”. Lo dijo con tanta vehemencia que a punto estuvo de presentarse Petete con una bandeja y la correspondiente comanda, dispuesto a tomar nota de la ronda.

A Tino Fernández, en cambio, le tocó bailar con el más feo –Maduro y Otegi mediante- que, curiosamente, es zagal fibroso, alto y bien parecido: Pedro Sánchez. Suya fue la responsabilidad de defender ante los demás unos presupuestos generales de aspecto realista pero a todas luces insuficientes ante las necesidades estructurales de la ciudad. “Ya estamos echando de menos a Rajoy”, le interpeló Domínguez. “No veo su legado por ninguna parte”, contestó Fernández que aprovechó el lance para afear a Lores lo que considera una deslealtad frente a los pensionistas o los dependientes.

Y así, paquí pallá, se llegó al punto estelar de la velada: Venezuela. Ese mismo día, por la noche, el autoproclamado presidente Juan Guaidó no descartaba autorizar una intervención militar de los Estados Unidos en su país. Desde la distancia, suena a la vieja canción de la Escuela de las Américas pero la crisis venezolana se me antoja un tema demasiado complejo como para abordarlo, a la ligera, en una columna de tres al cuarto: para eso están el Consejo General de las Naciones Unidas, el Parlamento Europeo, la OPEP, la FIFA y, en su defecto, la corporación municipal del Concello de Pontevedra.

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