Blog | Comanchería

Romantiza que algo queda

Ana Pontón. SALVADOR SAS (Efe)
photo_camera Ana Pontón. SALVADOR SAS (Efe)

Lunes


Los mejores veranos fueron aquellos en los que no nos sacábamos tantas fotos. Ahora, casi como una maldición, resulta imposible pegarse un chapuzón o sentarse en una terraza sin que alguien diga "¡foto, foto!"... Y ahí te plantas: poniendo alguna mueca graciosa o haciendo el gesto de la uve con los dedos por los siglos de los siglos, amén. Romantizar el pasado es una de las actitudes que más venden. Ahí tienen a Ana Iris Simón, por ejemplo, empeñada en demostrar que nuestros padres y abuelos vivían mejor que nosotros. Es algo que no me apetece ni discutir pues incluye jornadas laborales interminables, luto y otras muchas imposiciones para las mujeres o vidas que, simplemente, no eran vidas… Lo único que me aterroriza del mundo que me ha tocado vivir es esa obsesión por las fotos que nos impedirá, pasado un tiempo prudencial, recordar estos veranos como nos dé la gana, no como ocurrieron en realidad.

Martes


Dicen algunos que las justicia hay que respetarla pero, yo qué sé, algunos días cuesta más que otros. Un tribunal ha sentenciado que el nombre de un fascista como Millán-Astray debe volver al callejero de Madrid y ahí están los nostálgicos de otros tiempos y sus cachorros dando palmas de las orejas, convencidos de que el homenaje al jefe de propaganda y carnicero oficial del franquismo es una buena noticia para sus intereses: a saber cuáles son. La calle, que había sido renombrada en honor a una maestra que dio su vida por la alfabetización del pueblo madrileño, pasará a llamarse Millán-Astray porque así lo quiere el ayuntamiento de la capital, que es soberano para poner y quitar calles a quién quiera, como demostró el Concello de Pontevedra con el rey emérito, Juan Carlos I: si hay algo peor que un nostálgico, es un moderno y bajito Poncio Pilatos.

Miércoles


"Estamos todos arruinados", dijo Florentino Pérez en un programa de televisión, allá por el 29 de abril. En realidad, quería decir otra cosa, y la demostración de esto ha llegado hoy mismo, cuando el presidente del Real Madrid presenta una oferta de 160 millones de euros por un futbolista al que podrá firmar gratis en cuatro meses, al menos todo lo gratis que se puede entender en un fútbol como el actual, donde siempre hay un representante o un padre dispuesto a poner la mano. Algunas fuentes bien informadas aseguran que el club blanco podría llegar hasta los 200 millones y esa es una cantidad bastante simbólica si tenemos en un cuenta un pequeño detalle: son los mismo 200 millones en créditos avalados por el ICO que ha solicitado el Madrid durante estos meses de pandemia.

Jueves


Estábamos todos con la cabeza en Afganistán - o en París, allá cada uno- cuando Ana Pontón anuncia que se toma un tiempo de reflexión para decidir si seguirá liderando el proyecto del BNG para la futura Galicia. Cualquier decisión diferente de un sí sería un desastre para una formación que rozó el naufragio mortal con la llegada de las Mareas y salió a flote de la mano de Pontón, que ahora pega este volantazo inesperado sin que nadie tenga muy claras las razones. "Campaña publicitaria", dicen unos. "Refuerzo en el liderato", comentan otros. Ninguna de las dos opciones es descartable pero yo no dejo de imaginar lo que estaríamos diciendo -o pensando, que a veces es peor- si Pablo Casado anunciase algo similar: quizás sea ese el planteamiento que conviene hacerse a falta de más información.

Viernes


Esta mañana me he encontrado al alcalde Lores caminando por Pontevedra. Iba descamisado, como corresponde a un regidor moderno y audaz, las manos en los bolsillos y mirando al frente, como en aquel vídeo musical en el que cantaba música pop y tanta gloria nos dio como ciudad. "Non te recoñecía", me dijo. "Estás máis xoven". Ustedes dirán lo que quieran pero así es muy difícil criticarlo y casi no votarlo: menos mal que sigo empadronado en Poio y eso me evita tener que dar explicaciones cuando alguien me acuse de romantizar - un poco a lo Ana Irissu

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