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Semana de Mattel

La presidenta del Congreso de EE UU, Nancy Pelosi, colocándose la mascarilla en Japón después de haber visitado Taiwan. EFE
photo_camera La presidenta del Congreso de EE UU, Nancy Pelosi, colocándose la mascarilla en Japón después de haber visitado Taiwan. EFE

Lunes

De las cosas más tremendas que hemos vivido en este país últimamente, y hemos visto unas cuantas, llama mucho la atención el cabreo general alrededor de la nueva ley de secretos oficiales: España es ese país donde nadie es capaz de callarse que su hermana tiene un nuevo novio, o que su vecino pasea por la senda de Campelo con un mujer que no es su esposa, y ahora quiere el Gobierno que se le cuenten las cosas gordas de nuestra joven democracia: pactos de la Transición, 23-F, los GAL, la recalificación de la ciudad deportiva del Real Madrid... Yo también quiero saber, solo faltaría, pero que nadie me pida que guarde el secreto.

Martes

Estados Unidos, los yankees de toda la vida, acaban de informar de la muerte (eufemismo, le metieron un bombazo controlado y a correr) de Ayman al-Zawahiri en Afganistán. El número uno de Al Qaeda era uno de los terroristas más buscados del mundo y Joe Biden, al que no le sobran las oportunidades, aprovechó esta para colgarse una medalla y recordarle a los enemigos de América que no hay cuevas en el mundo para esconderse de su paranoia. Mi amigo Magí García, comicazo catalán, trastea en su último monólogo sobre si es racista imitar el acento árabe cuando hablamos de gentuza dispuesta a segar vidas por sus creencias: “que les den por culo”, sentencia. Y, claro, yo respondo que amén.

Miércoles

La rebeldía moderna consiste en presumir de beber alcohol, comer carne roja, chucherías, ir a la playa con corbata y dejar las luces encendidas. Es la cultura naif que nos ha tocado vivir y como máximo exponente en nuestro país tenemos a Isabel Díaz Ayuso, que comenzó en política llevando las redes sociales de la mascota de Esperanza Aguirre y ahora parece que se han cambiado los papeles, a tenor de las ocurrencias. Lugar extraño Madrid que valora este tipo de desacato juvenil por encima de cualquier otra consideración. Ya lo decía Siniestro Total: "vamos muy bien, borrachos como cubas, y qué".

Jueves

Mientras el Gobierno empieza a caer del burro y da por posible la inminente recesión, la presidenta del Congreso americano, señora Nancy Pelosi, se ha dado un rule por Taiwán para poner el mundo un poco más patas arriba. La ocurrencia de Pelosi (recordemos que es una representante legal del pueblo americano, no una muñeca de Mattel) también ha servido para poner de manifiesto, una vez más, a una parte importante del autodenominado soberanismo: derecho a la autodeterminación de los pueblos pero, cuando de Taiwan y China se trata, tampoco mucho.

Viernes

Dios me libre de poner en duda las denuncias de nadie y menos sus miedos, pero algo termina de no encajar en toda esta oleada de pinchazos indiscriminados y supuestos intentos de sumisión química. En la tele favorita del hype, Telecinco, entrevistan a dos chicas que afirman haber pasado por semejante trauma. No aportan mucho más que su propio testimonio, mientras los expertos exponen sus dudas, como mínimo razonables: apenas hay positivos en las pruebas posteriores, tampoco detenidos o detenidas y mucho menos alguna certeza sobre cómo se administra, con un simple pinchazo, un chute que exige mucha más preparación que el encontronazo.

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