Blog | Comanchería

Verano

Javi Necesitaba una foto de terraceo en Pontevedra. A Verdura o A Leña me valen. Tambien Carabela.

ES verano, tiempo de locuras, así que aprovecharemos que el jefe se ha ido de vacaciones para cambiar el enfoque. Conste que Miguel Ángel es uno de esos jefes que vale la pena conocer, el hombre que apostó por mí como columnista de este periódico, así que si la nueva fórmula no le convence y decide despedirme, la responsabilidad será toda mía: como decía Homer Simpson "gracias, jefe".

Lunes

Madrid es un infierno. Vine porque Manuel Jabois me prometió un fin de semana con diversión a raudales pero no lo he visto. Malaherba es una maravilla que le absorbe la agenda hasta el punto de que el viernes te invita a visitarlo en su casa y el domingo te levantas mirando la cara de su asistenta que se pregunta "qué hace este tipo aquí". Leí las galeradas de su novela en otra visita, profundamente deprimido, y Tallón suele abroncarme cada vez que digo que es la novela que todos esperábamos de Manu. "Para, payaso", dice Juan. Vale, paro.

Martes

Odio a la Renfe. Por alguna razón que se me escapa, siempre me encajan en esos asientos de cuatro plazas infernales, es una lotería que me toca constantemente. En realidad miento. Me ha tocado un asiento normal pero no es lo habitual. A mi lado de sienta Alicia, una señora pasada la ochentena que me hace preguntarme por qué no podría enamorarme de ella. "La soledad es maravillosa cuando uno puede elegirla", me dice. Es viuda. Rezamos juntos, agarrados de la mano. Soy inmensamente feliz.

Miércoles

Un piso –o una casa– son solo cuatro paredes. Un hogar es mucho más que eso pero conviene no querer correr más de la cuenta. Veo a un par de mosquitos y tengo un matamoscas. Es el mejor entretenimiento del mundo. Los persigo con la mirada, planeo el plan de ataque, me lanzo contra ellos como los estúpidos dothrakis contra el ejército del Señor de la noche... Fallo. Siempre fallo. Soy lento, torpe, estúpido, viejo... "Ya no tiene veinte años, Rafael". Cierto, ya no tengo ni treinta.

Jueves

Sheldon se casa, es acojonante. Es una persona sin un gramo de empatía pero es muy difícil no adorarlo. ¿Quién no ha tenido un amigo o un familiar superdotado? Yo tuve un amigo así, desde la guardería. Ya de mayores –veintitantos– terminamos montando un negocio de armarios empotrados y la broma me costó 60.000 euros. Nadie es perfecto, en especial mi banco que me acosa todos los primeros de mes con mensajes amenazantes. Banquera mía, tranquila: los Lannister –y los Cabeleira- siempre pagamos nuestras deudas.

Viernes

Quedo con Rodrigo Cota y Mario Pais para tomar una cerveza en la Verdura. Nunca dejará de maravillarme el latido de esta ciudad en verano, como si Pontevedra naciese fruto de un calentón. Pais está preocupado, ha perdido el trabajo pero conserva ese serenidad ambigua de los niños guapos. O muy poco sé de la vida o le irá bien, mejor que bien.

Sábado

Es día de peñas en la ciudad. Lo sé porque Manel Loureiro aparece a mi espalda y me saluda como si ya estuviese borracho: son las once de la mañana. Una vez escribió un artículo que no le sentó nada bien al alcalde, a Lores. Normal, parecía culparlo de la tauromaquia en España, algo que todos sabemos no parece demasiado creíble. Poco importa, Manel es un superventas y Lores también. Incluso es posible que Lores sea más superventas que Manel. Yo qué sé... Es sábado, es día de peñas, es verano... Nunca olviden que un hogar son mucho más que cuatro paredes. Y que yo adoro a mi jefe.