Blog | Ciudad de Dios

Los días felices.. o no

LA SEMANA pasada tuvo lugar en Santiago de Compostela la presentación de la segunda novela de Mara Torres, Los días felices (Planeta). Quedamos con ella para que nos hable sobre esta nueva fi cción pero el entrevistador ha perdido las llaves de casa, se presenta tarde, sin documentación, y demostrando que la profesionalidad le rozó una vez el pelo, siendo muy joven, y apenas lo caló. Mara sonríe entre estoica y divertida mientras escucha sus disculpas y zanja la cuestión con un par de palmadas cariñosas, como si enfrente tuviese sentado a un pequeño cachorro extraviado. Así comienza la entrevista.

Yo creía que presentar durante tantos años un programa como Hablar por hablar le convalidaba a uno los trabajos sociales de por vida pero, sin embargo, aquí está usted, concediéndome una entrevista a pesar de todo.

(Risas) No, ya ves que no necesariamente.

Los días felices es su segunda novela, una segunda novela que usted amenazó con no escribir.

No es tanto que yo hubiese dicho que no volvería a escribir como que no quise comprometerme a publicar una segunda novela. Cuando La vida imaginaria recibió el premio de finalista del Planeta no tenía nada más en el cajón y me negué a adquirir ese compromiso. Escribir aquella primera novela fue un ejercicio de libertad absoluta, ni siquiera había pensado en publicarla, y mucho menos con mi nombre. Luego pasó lo que pasó y cuando me propusieron escribir la siguiente contesté que había disfrutado mucho durante el proceso y que no podría sentarme a escribir otra fi cción con ningún tipo de presión, sintiendo el aliento editorial en la nuca.

Uno de los personajes de Los días felices dice que casi todo el mundo cree saber lo que signifi ca ser feliz pero, en realidad, nadie lo sabe. ¿Vivimos en un mundo donde la gente cree saber demasiado?

Desde luego opinamos tanto que cualquiera diría que sí, yo la primera. Recuerdo que desde muy joven crecí viendo como mi padre se sentaba a la mesa diciendo "de qué se habla hoy, que me opongo". Seguramente hay más espacio para la opinión que para la reflexión. Llevado al terreno más íntimo, una vez leí que las palabras no eran más que barreras para los sentimientos pero de alguna manera necesitamos compartirlos, los sentimientos son universales y casi todos somos capaces de ponernos en la piel del otro.

"Las palabras no son más que barreras para los sentimientos pero necesitamos compartirlos"

El gran público suele asociar a Mara Torres con la presentadora de informativos, con el rigor, con los datos. Los días felices, sin embargo, aporta muy pocos: apenas hay descripciones de los personajes o los escenarios en los que transcurre la acción. ¿Es una novela escrita para escapar de sí misma o para encontrarse?

Cuando escribo ficción necesito escapar ya no solo de la realidad, sino de mi propia realidad. Mi vida profesional está ligada a las noticias, pero cuando me planteé escribir la historia de Miguel tenía muy claro que yo quería escribir el relato sentimental de un personaje, no tenía ninguna intención de convertir la novela en un retrato generacional, social o político. Reconozco que lo intenté, pero eso me llevaba a alejarme de ese relato sentimental y no me aportaba nada a lo que yo quería contar.

Dice una buena amiga suya que además de la Mara seria y profesional que vemos en la televisión hay otra que es capaz de mear al aire libre y de madrugada. ¿Esa es la Mara que ha escrito Los días felices, la Mara canalla?

Me llama mucho la atención que la gente crea que soy seria y rigurosa durante 24 horas al día. Eso sucede durante el tiempo que dura el informativo, pero el resto del día soy la persona que ha escrito esta novela, la del sentido del humor, la que hace reír a sus amigos. A ellos, a quienes me conocen, no les sorprende encontrarse con esta escritura más fresca, más canalla como tú dices, ni tampoco que una noche de fi esta me deje llevar y acabe haciendo eso que te han dicho, aunque sea ilegal. De todas formas, quien haya leído La vida imaginaria ya habrá superado ese pequeño prejuicio.

Simplificando mucho se podría decir que esta es una novela que trata sobre el amor pero amores hay muchos, casi tantos como personas dispuestas a enamorarse.

La novela aborda el amor platónico en el sentido de amor interrumpido, ese amor que se queda colgado en la línea del tiempo y al no sufrir desgaste se queda impoluto, perteneciendo al mundo de las ideas… Ese es el tipo de amor que trata la novela pero, por encima de todo, termina siendo un gran homenaje a la amistad.

También a la pérdida. Decía un buen amigo mío que la vida va, principalmente, de dos cosas: de pagar y de perder.

No estoy muy de acuerdo con lo primero pero sí con lo segundo. En ese periodo de los veinte a los cuarenta años, que es el marco temporal de la novela, el tiempo que transcurre en la vida del protagonista, empiezan a sucedernos cosas importantes, algunas defi - nitivas, y eso es lo que nos hace plantearnos que la vida va en serio. Antes también puede suceder todo tipo de desgracias, pero es en esa franja de edad donde empezamos a ser tomar conciencia real de que vivimos porque morimos, de que todo puede cambiar de un día para otro, en muy pocas horas, incluso en un solo minuto.

También decía mi amigo que solo había dos personas a las que merecería la pena conocer, si uno pudiese elegir: Pep Guardiola y Mara Torres.

Pues a tu amigo le diría que una de las personas a las que más me ha gustado conocer en esta vida es a un tal Rafa Cabeleira. Eso deberías decirle de mi parte a tu amigo.

Todo lo que sea prolongar esta entrevista será correr un riesgo innecesario de empeorarla. Gracias por su tiempo y, sobre todo, por Los días felices.

Gracias a vosotros y, sobre todo, a esos lectores de esta tierra que siempre me acoge con tanto cariño.

Comentarios