POCAS realidades más palpables a resaltar sobre las conquistas de la mujer, precisamente en esta semana, que el fútbol femenino tenga su propio álbum de cromos. El mítico álbum de Panini, siempre ligado al ámbito masculino del fútbol, en el que tantos nos dejamos unos buenos dineros a lo largo de la vida para poder completar las plantillas de nuestros equipos favoritos es, por fin, parte de ese imparable proceso de nuevos espacios para la equiparación femenina con los hombres que en pocos ámbitos se puede visibilizar más que en el mundo del fútbol.
Llevamos varios años asistiendo a un espectacular crecimiento de licencias, y de practicantes de ese deporte en los campos, pero también, y con mucha relación con ello, con un importante incremento en los logros y en la atención al fútbol femenino de primer nivel con la conquista de títulos y reconocimientos a nivel individual, y con entradas a los terrenos de juego que no dejan de batir récords.
Hace unos pocos días Alexia Putellas, la jugadora del FC Barcelona, recogió por segundo año consecutivo el premio a la mejor futbolista del mundo, situando los focos sobre ella que son también los focos sobre tantas niñas que la tienen como un modelo, como un icono, no solo deportivo, sino de vida, y que viene a sustituir a aquellas forzadas atenciones a los Messi o Cristiano Ronaldo. Todas las niñas que quieren seguir ese camino al que ella misma se refirió en el discurso de agradecimiento necesitan de un referente, un espejo sobre el que diseñar su propio camino, de ahí la importancia y lo fundamental de que las mujeres tengan una Liga lo más profesionalizada posible.
Quizás dentro de ese itinerario esto de un álbum de cromos les pueda parecer una tontería, algo insignificante, pero yo no lo creo. Sé lo que supone enfangarse a completar esas colecciones, sé lo importante que es poder seguir a tus ídolos, y sé que sin ilusiones en la vida pocas cuestiones se pueden realizar y muchos menos, pocas conquistas se pueden lograr.
Cuando mis hijas me comentaron hace unos días que la Liga había hecho un álbum de cromos femenino enseguida pensé en un avance más, en poner en valor el trabajo de tantas mujeres que lucharon por que sus caras saliesen en esas estampillas que muchas niñas iban a comprar y a compartir como parte de un proceso de normalización imprescindible.
Una vez con el álbum en mis manos puedo leer las palabras de presentación de Beatriz Álvarez, presidenta de la Liga Profesional de Fútbol Femenino, refiriéndose a esta como "la primera colección completa de cromos de una liga a nivel mundial" o como "el sueño de muchas personas que durante tantos años han luchado por hacer crecer el fútbol femenino y han superado numerosas barreras". Pues todo eso, así como el deseo de que muchas niñas peleen por poder tener su rostro en uno de esos cromos es más que suficiente para poner en valor esta iniciativa que iguala a todo el mundo del fútbol en nuestro país, como cada vez más se logra en la atención mediática o en los salarios, todavía con mucho por hacer.
Pero lo realmente importante y donde todo esto cobra sentido es en las ilusiones de las que esperan que de esos sobres salgan sus futbolistas favoritas, en ese abrir paquetes que, a los que contemplamos esa escena con una inevitable mezcla de envidia y nostalgia, supone también abrir un espacio a tantas historias de superación, de fortalezas y de una humildad necesaria para sobreponerse a tanto tiempo de menosprecios y escasa atención. En casa esperamos a Alexia Putellas Balón de Oro, Mapi León, Nerea Eizagirre y a tantas otras, pero, especialmente, a nuestra futbolista en Primera División, a Teresa Abelleira, quien está recorriendo ese camino de sueños forjado desde el trabajo, desde sus pasos firmes y seguros en una progresión constante.
Sofía e Irene se desafían para ver qué futbolistas les pueden tocar, inocentes ellas, tras una primera compra. Sorprendentemente aparecen Alexia Putellas, también Mapi León, hay gritos y risas, pero todavía faltaba por aparecer el premio gordo. Los amigos de Servicopy se portaron bien y ya estábamos satisfechos con lo logrado cuando en el último de los sobres apareció. ¡El cromo de Teresa!,¡El cromo de Teresa! Allí estaba ella, la jugadora pontevedresa, con el escudo del Real Madrid, con el símbolo de Panini y con su ciudad de nacimiento. No dudo que a las medallas ya conquistadas, a los títulos logrados, Teresa Abelleira, a partir de ahora, les sumará un cromo que, pese a su aparente sencillez, se me antoja uno de los logros más importantes, tanto para ella como para todo el fútbol femenino.
Mientras, comienzan las peleas por quedarse con él, por disputarse su pertenencia y esto, me lo estoy temiendo, sólo tiene una solución, seguir comprando y abriendo sobres. ¡Allá vamos!
