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Amistades literarias

Ana Merino pone en valor el hallazgo de la desconocida documentación del amigo de García Lorca, Joaquín Amigo
La escritora Ana Merino en la presentación de 'Amigo' en Málaga. FOTO XAVIER TORRES BACCHETTA
photo_camera La escritora Ana Merino en la presentación de 'Amigo' en Málaga. FOTO XAVIER TORRES BACCHETTA

Si Ana Merino nos había fascinado con su debut novelístico, ‘El mapa de los afectos’, merecedora del Premio Nadal 2020, ahora, con ‘Amigo’, reafirma su capacidad narrativa, ella que ya es una más que reconocida poeta. Una poesía que está muy presente a lo largo de esta novela que convierte en material literario el hallazgo en el archivo familiar de Joaquín Amigo, uno de esos miembros satélite de los grandes astros de la Generación del 27, de toda una documentación que orbitaba alrededor de la figura de Federico García Lorca.

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Ana Merino, en esta novela editada por Destino, rápidamente nos envuelve en una historia que circula por dos vías. Una presente, la de una profesora de Escritura Creativa que llega a la Residencia de Estudiantes de Madrid para investigar esa documentación, presentar su poesía e impartir un taller, dejando atrás, en una Universidad Norteamericana, toda una suerte de sucesos que arrastrará de manera permanente en su vida, vinculadas al ambiente universitario y las luchas de poder académicas. La otra vía literaria es la que se genera como un viaje a través del tiempo a aquella España ya perdida, a través de esa documentación, que como todo lo que se aproxima a García Lorca, brota como agua fresca de la fuente de la historia y, en este caso, desde la veta de la amistad más profunda. Y es que amistad y traición no entienden de tiempos ni de momentos, sino que, como parte de la identidad humana, son atemporales, pudiéndose rastrear sus huellas en cualquier espacio físico o temporal, siendo estos dos elementos los que vertebran ambos itinerarios en el relato de Ana Merino.

En la celebración del Día del Libro pocos textos se me ocurren tan volcados en lo literario y en su potencial para con el ser humano como este ‘Amigo’ en el que desde la trama, llena de vínculos con la cultura y lo literario, con libros que marcan vidas, con libros que activan emociones, con libros que nos ofrecen respuestas a ciertos misterios que surgen ante nosotros, y también con la propia resolución que Ana Merino logra de esa hibridación entre el pasado y el presente. Estamos ante un libro que desborda su propia identidad novelística y se convierte en muchas cosas más, también en un pulso a la propia vida de la autora que no podemos separar de lo que cuenta por las muchas afinidades que existen entre la protagonista y la experiencia profesional, académica y literaria de Ana Merino, que también lleva desarrollando una larga trayectoria en la Universidad de Iowa en la que pasa buena parte del año. Novela, ensayo, hasta diario, si me apuran, y donde se van balizando destellos de terrenos propios de Ana Merino: la poesía, el cómic, surgen en el relato como chispazos muy efectivos para entender a los diferentes protagonistas de la novela. Los de antes y los de ahora.

Por la importancia que tiene no solo para el devenir de la novela, sino de nuestro propio sistema literario, es especialmente emocionante el manejo que se hace de la correspondencia entre Federico García Lorca y Joaquín Amigo, ambos asesinados por los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil, el primero en su Granada natal, el segundo arrojado por un barranco en Ronda, y ambos unidos en un trágico destino con sus restos todavía sin ser encontrados y, por lo tanto, honrados como se merecen. En esas cartas se contiene toda una época y son, tanto una visión de cómo Lorca asistía al crecimiento artístico de su figura, como la visión del catedrático de Filosofía sobre la dimensión que podía alcanzar su amigo.

Esos ecos del pasado, con presencias como las del también poeta Luis Rosales, tantas, demasiadas veces, señalado gratuitamente en el fin del autor del ‘Cancionero Gitano’, vuelven décadas después a un Madrid por cuyas calles pasearon todos ellos, incapaces de calibrar un destino que se convertiría en terrible y en el que el desfiladero de la amistad podía verse cercenado por oscuros elementos, por traiciones y por ese sentirse defraudado por el otro, por una confianza rota a la que no siempre es fácil encontrar una explicación por muchos años que pasen.
 

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