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Antes no era ahora

El debut literario de Arturo Muñoz es un sagaz relato sobre ETA y su entorno narrado de manera diferente a lo habitual

Sin duda el tiempo es el mejor tintero para poder escribir sobre lo que supuso la existencia de la banda terrorista ETA en nuestra sociedad. Un tiempo necesario para tomar distancia, para masticar acontecimientos llenos de rabia y de dolor, pero también para extender un foco de luz por toda una serie de elementos que muchas veces han quedado oscurecidos por los intereses o la visceralidad con la que muchos se acercan a esta cuestión que, de una manera tan dramática, afectó a nuestro país durante demasiadas décadas.

Es en esa aproximación, portando una especie de farol, donde la literatura puede aproximarse a territorios poco explorados desde el periodismo o la historiografía, pero necesarios para comprender todo el contexto en el que se desarrolló ETA, y que cuando esta se realiza, con rigor, manejando datos y de una manera seria y contundente, permite ampliar un ángulo de visión que, como en el caso de ‘Por un túnel de silencio’, nos ofrece muchas de esas variables no suficientemente, pero de una gran importancia, analizadas desde otros ámbitos.

No ha elegido un territorio sencillo Arturo Muñoz para su primer libro que, editado por Pepitas de Calabaza, nos ubica en los años setenta en el País Vasco, contando la historia de un Guardia Civil procedente de Granada que progresivamente se ve envuelto en un clima de violencia, terrorista, pero también de la violencia que se planteó dentro de su propio estamento. Rápidamente Arturo Muñoz se hace con el gran acierto de este libro, y es saber lograr el tono preciso para contar lo que se cuenta y para afrontarlo de una manera precisa en la que, por un lado se nos narra cómo es esa estancia del Guardia Civil en Euskadi y su relación con la cotidianeidad de un ambiente que se va enrareciendo con el paso de los años; mientras por otro, el propio autor nos hace partícipes del proceso de construcción del libro a través del manejo de diferentes fuentes documentales y de testimonios de personas implicadas. Todo ello nos involucra en una especie de literatura periodística resuelta de una manera brillante por esa siempre obligada ley del buen periodismo, o del periodismo a secas, que consiste en ver las diferentes situaciones de la vida desde diversas miradas. Puntos de vista que, presentes en un mismo hecho, varían su percepción de los acontecimientos.

Un texto que acrecienta su intensidad a medida que pasamos sus páginas, que entendemos la tensión vital de su protagonista en un ambiente cada vez más opresivo y que se contrapone con aquellos años iniciales en los cuales, pese a la existencia de ETA, la convivencia era diferente, y donde la relación con los vecinos, con la gastronomía, con los paisajes, en definitiva, con el territorio, carecía de esa violencia que emergía más allá de la situación política del propio país tras el fin del franquismo, si no que se iba acrecentando por las fricciones entre las fuerzas de seguridad y la banda terrorista y las situaciones de violencia que se produjeron en el interior de los cuarteles. Antes no era ahora, y así es como el relato va pasando de las ilusiones y esperanzas de quien quería armar su propia vida y la de su familia, hasta un momento lleno de incertezas, de medias verdades o de recuerdos maquillados por la pertenencia a uno u otro bando.

Arturo Muñoz va a desplegar ante nosotros toda una serie de historias que orbitan alrededor de los mediáticos nombres de aquel momento, los de terroristas y mandos de la Guardia Civil, acercándose a las historias de personas que se vieron atrapadas desde su cotidianidad en un escenario del horror del que suelen verse desplazados, pero cuyas vidas no se pueden entender sin los hechos sufridos durante aquellos años.

Saber amalgamar ambas realidades convierte ‘Por un túnel de silencio’ en un valiente ejercicio de escritura y de aproximación a la historia de nuestro propio país. A ese tiempo de sobresaltos en el que al resto de la sociedad nos llegaba una información con muchos menos protagonistas de los que eran necesarios para comprender qué sucedía y a los que solo el tiempo y, en este caso, la buena literatura, permiten integrarse en el relato completo y, como se dice en la contraportada del libro, presentar 'una historia sobre ETA y sobre la Guardia Civil que no se parece a las habituales'.

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