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A reflexionar

Ana Pontón, nun mitin da camapaña. BRAIS LORENZO
photo_camera Ana Pontón, nun mitin de campaña. BRAIS LORENZO

Cuando Ana Pontón anunció el otro día en las redes sociales que se va a tomar un tiempo de reflexión antes del congreso del BNG de noviembre para decidir su futuro, la primera impresión que tuvimos usted y yo fue que aquello no era más que una operación propagandística. Tenía toda la pinta, o tiene toda la pinta. Pero puede haber algo más. A pesar de su juventud, la líder del BNG lleva mucho tiempo en esto. Cogió a un partido en la Uci y lo llevó al mejor resultado histórico, o sea que cabe pensar que su decisión no es una ligereza. Vamos a elucubrar. Usted no sabe lo que significa eso de elucubrar pero yo tampoco, así que nos tomamos un tiempo para reflexionar y ya preguntaremos por ahí algún día. Esto de escribir consiste básicamente en lanzar palabras al vuelo y confiar en que caigan en un lugar adecuado.

Yo no creo que Ana Pontón necesite reflexionar sobre su futuro político. Es la mejor entre todos los líderes que ha tenido el BNG, tiene una trayectoria larga e irreprochable y sabe exactamente dónde está y para qué y conoce como nadie el escenario. Feijóo tiene ahora mismo 42 diputados y la mayoría absoluta está en 38. Entre BNG y socialistas tienen 33. Están lejos. No estoy haciendo un análisis precisamente demoledor, ahora que lo pienso. Estas cosas siempre me salen como una redacción del cole.

Seguimos: al BNG no le servirá de nada sacar dos o tres diputados más a costa del PSdeG. No estaría mal, pero no es suficiente porque eso dejaría a Feijóo en los mismos 42 que tiene ahora. Así que los caladeros que necesita el BNG están ahora mismo en manos del PP, que al que tiene que robar es al PP, al menos 5 diputados, que son muchos. Esa realidad es sobre la que hay que reflexionar. Cómo llegar a tantos miles y miles de votantes del PP que han mostrado una fidelidad a prueba de bombas desde siempre. Y eso solo se puede buscar alcanzando eso que ahora se llama transversalidad y que antes se llamaba tener más votos que los demás.

Entrar en ese terreno implica una moderación del mensaje, algo que las bases nacionalistas no siempre comparten, pues son tan disciplinadas como exigentes. Pero para llegar a más gente mejor es no asustarla. Desde los tiempos de Beiras, que siempre hacía balance de las derrotas abroncando al pueblo gallego hasta hoy mucho ha cambiado ya, sobre todo en las formas. Pontón es la madre de todas las candidatas y ha logrado poner un rostro amable al BNG y cambiar la percepción que muchos y muchas votantes tenían de esa formación. Pero hace falta algo más porque Feijóo también es un candidato formidable y negarlo sería una estupidez cuando el hombre va por su cuarta mayoría absoluta.

El caso es que para levantarle al PP esos cinco diputados, los nacionalistas necesitan meterse de lleno en territorio enemigo. El PP gallego siempre arrasa en las autonómicas porque desde tiempo de Fraga entendieron que la inmensa mayoría del pueblo gallego tiene un profundo sentimiento de pertenencia a un país y eso es lo que desde entonces venden los populares: Galicia, Galicia, Galicia. El BNG utiliza al menos mil palabras para explicar su visión de Galiza. A Feijóo le basta con nombrarla. El único camino posible para el nacionalismo pasa por dejar de dar clases sobre teoría política e historia del nacionalismo e ir directamente a por el voto del PP sin movilizar más de la cuenta a los populares. Es un juego de estrategia muy complicado. O sea, que lo que Pontón quiere no es reflexionar ella, sino que reflexionen sus bases. Que entiendan que para gobernar hay que profundizar en mensajes moderados. Y ahí, supongo yo, quiere manos libres. El militante nacionalista suele estar muy bien formado y por tanto muy ideologizado, si es que tal palabra existe, confiemos en que sí. Y si Ana Pontón quiere que su mensaje llegue a todos y a todas las gallegas, debe hacer entender a su base social que con discursos frentistas no se gana. Punto. 

Llevan así toda la vida. Por otra parte, tampoco puede traicionar a esas bases, que son el músculo del BNG y ahí está el conflicto sobre el que debe reflexionarse. Lo que ha hecho Pontón, a mi entender, es decirle a la militancia: "Se me deixades facer e me axudades, imos aló. Se non, marcho. Veña, vémonos en novembro no congreso". Imagino que surtirá efecto. Nadie hoy en el BNG quiere la marcha de Ana Pontón, que probablemente buscará nuevas caras en su círculo dirigente, una estrategia de acercamiento a ese votante más moderado y una rebaja sustancial en el eterno maximalismo ideológico de muchos cuadros y militantes del BNG sin renunciar ni a la esencia del partido ni a su posición nacionalista.

Pues ya sabe usted lo que toca en el BNG. A reflexionar.

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