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Acuerdos y desacuerdos

Alfonso Fernández Mañueco salió al paso del anuncio de su vicepresidente en Castilla y León. NACHO GALLEGO/EFE
photo_camera Alfonso Fernández Mañueco salió al paso del anuncio de su vicepresidente en Castilla y León. NACHO GALLEGO/EFE

Percibo que los ultras están nerviosos. Esta semana, Federico Jiménez Losantos y los de Vox se la pasaron partiéndose la cara. Mola. Todo es por unas migajas. Resulta que algunos ultras, como el propio Losantos, se enfadaron con los de Vox porque mantiene bloqueados los presupuestos de Ayuso en la Comunidad de Madrid y por el lío que montó García-Gallardo en Castilla y León, ya sabe usted, ese chiquillo que, como yo, se deja barba para parecer mayor y que anunció medidas contra los derechos de las mujeres embarazadas. Los que siguen a Losantos creen que esos palos en las ruedas que Vox le pone al PP favorecen al Gobierno; que lo que debe escenificar la derecha es la capacidad de entenderse.

Otros que han montado chiringuitos mediáticos satelitales de Vox, como Javier Negre, sostienen que la estrategia de Vox es la adecuada. Para apoyar los presupuestos de Ayuso exigían entre otras cosas derogar todas las leyes autonómicas sobre las personas trans, sobre violencia de género y esas cosas que tanto le preocupan a esta gente. Si Vox no coloca su programa, dicen, estaría permitiendo que el PP siga aplicando las políticas impuestas por la izquierda socialcomunista filoetarra.

Losantos se enfadó mucho por la actitud del chico de barba en una entrevista con Ana Rosa, fíjese usted, y luego tuvo una bronca monumental en su programa con Rocío Monasterio. Mientras tanto, un periodista de Negre le preguntó a Iván Espinosa de los Monteros sobre esos medios que se alejaban de Vox, y el Espinosa dejó entrever que la financiación de ciertos medios, aludiendo sin nombrarlos a la productora de Ana Rosa y a la emisora de Losantos, estaba en entredicho. Entonces Losantos le dijo que si no rectificaba inmediatamente acabaría en el banquillo, lo acusó de pertenecer a una secta ultrarreligiosa mexicana, El Yunque, que entre otras cosas secuestra a menores de edad, dijo, y devolvió multiplicadas las acusaciones de financiación irregular. Creo que no se caen muy bien ahora.

A su vez, se montó una trifulca entre periodistas ultras que es una maravilla. Al principio se soportaban, pero luchan por la misma audiencia y por los mismos dineros, y eso es algo que en los circos mediáticos madrileños se toman muy en serio, por lo que se ve. Todos ellos (iba a escribir ellos y ellas, pero no hay ellas entre ellos), quieren ver fuera a Sánchez, echar a Sánchez, dicen, echarlo para siempre, a Sánchez y al comunismo. Pero difieren en la estrategia que deben seguir PP y Vox. Unos proponen que se líen a leches hasta las municipales y autonómicas de mayo mientras los demás proponen que vayan de la mano.

Normal, por otra parte. Lo de CyL fue dantesco: que si los médicos tendrían la obligación de ofrecer a las mujeres que quieren abortar el escuchar los latidos del feto y una ecografía futurista y esas cosas. Luego que no, que los médicos no tendrían la obligación de ofrecer nada, sino la obligación de informar de que se pueden ofrecer esas opciones: "Y ahí está el matiz", decía García-Gallardo Fring con una sonrisa triunfal. Parvo perdido. Finalmente el asunto quedó en el limbo. Se comentó que alguien de Génova había llamado a Mañueco para que no hiciera esa tontería que imponía su socio, el chaval barbado.

Algunos, eso me pareció, están cuestionándose seriamente cambiar de bando dentro de la derecha. Todo el mundo sabe que en mayo, algunas de las comunidades que celebran autonómicas y un buen puñado de municipios dependerán de un pacto entre el PP y Vox, así que lo que hagan de aquí a mayo es importante. Por eso también se reconfiguran los bandos mediáticos, que apuestan a la mejor manera de llegar sin demasiados dramas que dificulten esos pactos. Unos quieren que Vox imponga su agenda desde ya para que sus votantes ultras vean que van en serio, y otros, que casi parecen los moderados, si es que en un medio ultra cabe la moderación, consideran que bloquearle los presupuestos a Ayuso por la Ley Trans o montar lo de CyL con el aborto, no es el ejemplo que deben dar a sus respectivos votantes.

Unos quieren tirar del PP hacia posiciones muy extremas y otros temen que estos debates sean poco edificantes, que de momento sólo hay que luchar contra el discurso femiprogre de manera general pero sin discutir por ahora asuntos que crean rechazo entre la derecha menos dura, como el aborto. Eso ya lo harán en su momento, creen ellos y espero que no. Yo estoy con el ala dura; pienso que lo mejor es un enfrentamiento a muerte.

Que se obliguen a retratarse y a tomar posición sobre cada tema: derechos LGTBI, violencia machista, políticas de igualdad, respeto a las lenguas minoritarias, Agenda 2030 y lo que surja, para que comprobemos lo diferentes que realmente son o no son. Ya que los pactos serán inevitables, sería constructivo comprobar el grado de compatibilidad de esta pareja antes de ir a las urnas. Que las broncas mediáticas se trasladen a las sedes de ambos partidos y sus portavoces aireen sus acuerdos y desacuerdos.

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