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La conveniencia del rival vivo

John Lennon y Paul McCartney. ARCHIVO
photo_camera John Lennon y Paul McCartney. ARCHIVO

El segundo álbum en solitario de Paul McCartney tras abandonar The Beatles fue Ram, lanzado en 1971. En ese disco hay un par de canciones en las que el artista critica a su excompañero John Lennon. La más destacada es un temazo, Too Many People, en el que, sin citarlo, acusa a Lennon de ir de gurú por la vida y le suelta una frase que a Lennon le ofendió mucho, algo así: "Tuviste un golpe de suerte y lo partiste en dos". Unos meses después, en el mismo año, Lennon sacó Imagine, que incluía una respuesta desaforada en la canción How Do You Sleep?, un conjunto de diatribas en las que no deja ni medio vivo a McCarntey.

Entre otras cosas que usted buscará si tanto le interesa el asunto, que no lo sé, acusa a su ex de no haber hecho nada decente desde Yesterday y lamenta que no hubiera muerto en un famoso accidente de tráfico que nunca ocurrió, pero que se había convertido en teoría conspiranoide de los antiguos astronautas, según la que Paul se había matado en un coche y lo habían sustituido por un soldado canadiente que se le parecía, pero esa es otra historia.

O sea, que se llevaban fatal, pero en su día ninguno de los dos álbumes fue bien recibido por la crítica, que los masacró. Se vendieron razonablemente bien porque eran ellos, pero no fueron ni de lejos los exitazos que habían compartido en The Beatles, que copaban durante semanas los primeros puestos con dos o tres canciones en las listas de las diez más vendidas. Siguieron dedicándose canciones como Shakira a Piqué. McCartney fundó Wings, una maravilla, y Lennon siguió sacando discos por su cuenta o con Yoko Ono. Ya no competían con los Rolling Stones o con Beach Boys. Luchaban entre ellos.

Los rivales son necesarios. Se espolean entre sí, se motivan, se dan una razón para avanzar. Eso es hasta sano, al menos en la cuestión creativa; en lo personal no es sano ni conveniente, aunque tampoco pasa nada por deshacerse de algún amigo. Yo tengo un primo tan repugnante que hace décadas se lo regalé a mis hermanos y ahora lo aguantan ellos, pero lo hice porque no me servía para nada. No era inspirador, por eso me deshice de él, para no perder tiempo ni en odiarlo.

Cuando asesinaron a Lennon en 1980, McCartney se convirtió en casi nada. La calidad de su producción se desplomó. Hizo cosas con Michael Jackson o con Stevie Wonder y alguna que otra cosa suelta que no está mal, pero dejó de ser el genio que había sido. Al faltar John, Paul dejó de ser Paul y lo llevó fatal. Lennon fue encumbrado como un mártir y su Imagine, el disco entero, con todo y la canción en la que crucificaba a Paul, entonces sí saltó a lo más alto de las listas de ventas y se mantuvo durante meses. Fue entonces cuando aquel disco se convirtió en una obra clásica de enorme magnitud y McCartney, tras el debido tiempo de luto, se lanzó a por la memoria de John Lennon. "Después de su muerte se le ha convertido en Martin Luther Lennon, pero eso no tiene nada que ver con lo que él era realmente", llegó a decir, y añadió que John era un cochino arrogante y un envidioso. No lo echaba de menos como amigo, sino como enemigo. La pérdida del contrincante puede ser catastrófica. Vivir contra algo o contra alguien puede ser satisfactorio y productivo.

El otro día sacó McCartney la última canción de los Beatles. Ni es la última ni es de los Beatles. Now And Then, se llama. La canción era conocida por una demo que había grabado John antes de morir. Antes ya habían hecho lo mismo con Free As A Bird. Son canciones que no eran buenas ni para John Lennon, que por algo no las grabó, ni siquiera las terminó. Incapaz de hacer nada por sí mismo, Paul coge los descartes de Jonh y los convierte en canciones de The Beatles. A Ringo le da igual y los otros dos están muertos. Es de suponer que a los herederos les viene bien un ingreso extra, pero es una manera como otra cualquiera de seguir estirando una marca que no necesita que la arrastren por el fango. Será por dinero.

La cosa queda bien, claro. Montones de realidad virtual en la canción y en los vídeos, una producción exquisita y ese punto nostálgico que pretende hacernos creer que los Beatles siguen ahí, vivos y trabajando juntos. Que está bien, cosa suya, pero que tu rival muera asesinado y quieras hacernos creer que todo está bien, que sigue siendo compañero y amigo, que lo echas de menos y que le haces un homenaje sacando una cancioncilla que ni al compositor le valía, eso no mola, Paul.

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