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De indultos y acercamientos

HAY DOS temas que están preocupando muchísimo en España, que ahí son muy de magnificar las cosas, como cuando empezó aquel reality de Gran Hermano y a las dos semanas todos los concursantes y los tertulianos que de dedicaban a trabajar de eso, de tertulianos de "Gran Hermano", empezaron a decir todos a la vez: "Es que en esa casa todo se magnifica", pues lo mismo.

Uno de los asuntos es el parece que inminente indulto a los presos políticos catalanes. Un escándalo, dicen muchos. A ver. Indultaron en su día al general Alfonso Armada, líder del golpe del 23-F. Ese sí fue un golpe de verdad, de los que se dan con metralletas, tiros en el Parlamento, tanques en Valencia y la ocupación de los medios públicos. Amigo leal del entonces Rey, su tutor, su mentor, su maestro, su segundo padre.

Lo indultó el mismo Felipe González que hoy pone el grito en el cielo ante la posibilidad de que los líderes catalanes sean indultados. A Armada lo indultaron esgrimiendo dos razones: que se prestó a jurar lealtad a la Constitución y que estaba muy enfermo.

En cuanto a lo primero, en 1978, tres años antes de encabezar el golpe militar ya había jurado la Constitución. Que lo volviera a hacer no era garantía de nada; y lo de la salud, un chiste. Lo soltaron en 1988 porque el pobre se moría y vivió hasta 2013 disfrutando de una salud que ya la quisiéramos usted y yo. 93 años vivió el paisano.

Aquí para que la indulten tiene que liarse a tiros o sacar los tanques

Aznar indultó a José Barrionuevo y Rafael Vera, el uno ministro del Interior y el otro secretario de Estado de Seguridad precisamente con Felipe González. Condenados por secuestro, montaron los GAL, un grupo terrorista que asesinaba, secuestraba y torturaba, como la Eta, exactamente igual. También fueron condenados por malversación de caudales públicos, pues financiaban la actividad de su banda terrorista con un impuesto revolucionario que pagábamos todos, usted también, que tiene memoria.

Tres meses pasaron en prisión estos dos elementos hasta que Aznar, otro que ahora chilla mucho, les concedió el indulto. Con ese historial, nadie del PSOE, y mucho menos los de la vieja guardia, ni nadie del PP tiene demasiado que decir, y si lo dicen, pues importa tres pepinos. Ellos, los que indultaron a golpistas y a terroristas, se creen con credenciales para opinar sobre si se debe indultar o no a unos catalanes que están en la cárcel por defender ideas democráticas. No sacaron armas ni tanques; no montaron una banda terrorista ni secuestraron a nadie, pero a estos no se les puede indultar como a los otros. Aquí para que la indulten a usted tiene que liarse a tiros o sacar los tanques.

Y luego está el otro tema por el que los mismos gritan como plañideras: el acercamiento de presos de Eta a cárceles vascas. Todos lo hicieron y nadie acercó a más presos que Aznar, que fue la única cosa buena que hizo en dos legislaturas. Lo hizo porque los de Eta se dieron cuenta de que era un pipiolo y lo dejaron en ridículo. Negoció con ellos, cosa que también habían hecho todos, acercó a 190 presos a cárceles vascas o próximas a Euskadi y se refirió a Eta como "movimiento vasco de liberación". Nunca nadie había dado tanto a Eta en tan poco tiempo y nunca nadie lo hizo con posterioridad, ni Zapatero cuando Eta se disolvió, un hecho que hoy algunos fingen que no ha ocurrido. Pero lo del acercamiento de presos es algo que entiende un niño o una niña desde que tienen uso de razón: las abuelas no tienen por qué pagar los crímenes de sus nietos, que es lo que se perseguía con la dispersión.

Si usted coge a un preso vasco y lo encarcela en Huelva, quien lo paga es la abuela, que para ver al nieto un rato tiene que viajar ocho o diez horas en coche, con los gastos que eso supone.

Lo que se busca con eso es desmoralizar a todos los allegados del preso. Más o menos lo que hace el Estado de Israel cuando derriba una casa porque tiene la ligera sospecha de que vive por ahí alguien de Hamás. Por si acaso, que paguen todos.

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