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Lo de la amnistía

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photo_camera Concentración contra la ley de amnistía. EUROPA PRESS

La amnistía a los independentistas catalanes es una cosa que me preocupa cero. Nada. Estoy a favor por aquello de perdonar los pecados y más los veniales; y porque creo en el buen rollo. Si echamos la vista atrás, empezaron prometiendo la independencia de Catalunya y ahora piden perdón.

Su gran error no fue el referéndum. Fue no acatar el resultado y obrar en consecuencia proclamando una república soberana. Con estas cosas no se va de farol, que son muy serias. Si usted convoca un referéndum se atiene a las consecuencias, y si ha de acabar en prisión o en el exilio que sea por cumplir una promesa, no por incumplirla. Y si no, no convoque usted esa consulta.

No me compro ese discurso de que los independentistas doblegaron a Sánchez. Opino que tras la amnistía los ánimos hoy iracundos se irán calmando. Siempre ocurre. El vaticinio de que España se rompe nos acompaña desde que tengo memoria y por desgracia no se ha cumplido.

España es un ornitorrinco, hecho de piezas de diferentes seres que da como resultado algo inclasificable. Es un Estado que pretende dar cabida a naciones, comunidades autónomas y regiones diversas, con lenguas diferentes y que nos dice que debemos ser iguales. Acepto que un riojano sea igual a mí o a usted, pero que Murcia o La Rioja son iguales a Galiza, pues qué quiere que le diga: no es verdad, lo siento. Hay en España tres naciones históricas con evidentes hechos diferenciales. La gallega, la vasca y la catalana. Y si España quiere acogernos, que primero debería preguntarnos, ha de reconocer que no somos regiones, ni comunidades creadas anteayer y al tuntún, pues como la de Madrid. Somos diferentes y eso no nos hace mejores ni peores.

Y eso es lo que pasa. Que unos catalanes, en realidad muchísimos, buscaron ese reconocimiento el 1-O. Lo hicieron espoleados por unos líderes descocados, ya, pero bueno, peores cosas se han perdonado en España desde noviembre de 1975, no es necesario poner aquí una lista, que del rey abajo aquí se han ido de rositas unos cuantos miles.

Otra cosa es que algunos, también muchos, estén colándonos otra vez la moto de la España rota, ingobernable, siempre vendiéndonos el mensaje de que la izquierda viene a acabar con todo. Si hasta se lo decían a Felipe, que hoy ideológicamente está a la extrema derecha de Vox, que eso ya es grave de más. Así que sí. Los independentistas catalanes pueden ser perdonados, no por haber declarado la independencia, sino por no haberlo hecho. Sea como sea, es bueno para todos salvo para los que buscan venganza en lugar de concordia. La venganza es cosa chunga que salvo excepciones, no arregla nada.

Curioso es que quienes se declaran católicos sean tan vengativos. La Biblia, tanto en su Antiguo testamento como en el Nuevo, dedica decenas de versículos a la promoción del perdón. Ni siquiera se pide que los ofendiditos pongan la otra mejilla, basta con que no se pongan tan estupendos con sus gruñidos.

Con respetar el resultado de las elecciones y la mayoría parlamentaria emanada de las urnas es suficiente. Ya les llegará su momento. Hay que saber perder cuando toca, y si hay quien tiene más apoyos y logra un consenso suficiente para amnistiar a toda esa gente, pues bendito sea Dios, qué le vamos a hacer. Democracia, se llama.

Algunos deberían repasar sus argumentarios. Lo del "que te vote Txapote" no funciona, como no funcionó el "a por ellos oé". Así es la vida. Lo mismo lo que quiere la mayoría es que se rebaje el tono, que se resuelvan los problemas hablando y no a palo limpio, cosa que no ha dado el resultado esperado. Cuatro años de gritos y espasmos pueden ser insufribles y puede que lo sean. O puede que no, que las naciones sin estado y sus habitantes tengamos el trato y el reconocimiento que merecemos porque llevamos muchos siglos más que otros en esto de ser nacíones.

Lo que le corresponde a la derecha es decidir qué quiere ser y con quién. Esa política antitodo, esos mensajes irritados, todo eso ni siquiera les conviene. Cuando sean capaces de serenarse mucho mejor les irá, pero en fin, allá ellos.

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