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Toni Cantó y otros mentirosos

Hablamos mucho de Toni Cantó y de sus devaneos entre partido y partido. Es un estafador de manual y hay antecedentes de sobra para mantener esa tesis, basada en numerosas referencias que pasamos a enumerar. Hablamos de personas que dicen o anuncian una cosa e inmediatamente hacen la contraria. Vamos a atender a ciertos ejemplos que nos ayudarán a entender que lo de Toni Cantó no es una invención suya sino el seguimiento de una tradición casi secular. Buscamos ejemplos de gente que como hemos dicho afirmó una cosa e inmediatamente se desdijo para hacer lo contrario.

Por partes: En el Pontevedra CF tuvimos a un presidente que se llamaba Mauricio Rodríguez Boullosa, quien por cierto en un partido benéfico me pegó un pelotazo malintencionado en toda la cara aunque eso carece de toda importancia en el contexto de estas líneas. Mauricio convocó un día una rueda de prensa para anunciar su dimisión irrevocable. Inmediatamente entró en las oficinas del club, se despidió del personal, entregó una rosa a cada empleada del club y se marchó. Al día siguiente regresó a la oficina como si nada, dio los buenos días, se instaló en su despacho y siguió dirigiendo el club ante el desconcierto general. Al cabo de una o dos semanas convocó otra rueda de prensa, volvió a dimitir, de nuevo repartió rosas entre las empleadas y una vez más regresó al día siguiente para recuperar el mandato al que acababa de renunciar. Y así siguió: cada dos o cuatro semanas dimitía, entregaba rosas al personal, que acabamos sospechando que estaba montando un vivero clandestino, y ocupaba otra vez su oficina. Por fin un buen día hizo efectiva su dimisión, a la cuarta o quinta vez y a fecha de hoy nadie lo echa de menos.

TONI CANTÓHay más casos: el más divertido lo protagonizó el lucense José Carlos Bergantiños, implicado en la mayor estafa de arte falsificado en nuestra historia reciente. 80 millones de euros. Bergantiños y su pareja contrataron a un artista chino cuya gran habilidad era la de copiar los estilos de los grandes artistas norteamericanos del expresionismo de la década de los 50. Cuadros que valían centenares o millones de dólares. Contactaron con una galerista prestigiosa a la que vendieron decenas de obras de arte falsas. Bien, no pasa nada, que en el mundo del arte todos venden borralla. Bergantiños se convirtió en mi héroe cuando el reportero que estaba haciendo un documental lo entrevistó. Tras negar pasionalmente su participación en ningún tipo de estafa, acabada la entrevista, le ofreció al reportero la armónica de Bob Dylan. Un genio.

Quien fue presidente de la Deputación de Pontevedra, Rafael Louzán, llamado a declarar como imputado en un asunto en el que años después fue condenado, a la puerta del juzgado de Cambados, ante la prensa ahí reunida, rodeado de cámaras, de fotógrafos y de micrófonos, juró que estaba ahí para colaborar con la Justicia, para demostrar su inocencia, para declarar sin tapujos todo aquello que el juez y la fiscalía requirieran, para todo aquello en lo que pudiera colaborar para esclarecer la verdad. Acto seguido, entró en la sala y se negó a declarar. Para eso hay que valer.

Tanto Bergantiños como Mauricio o Louzán son ejemplos de gente excepcional y diría que admirable. Personas capaces de hacer aquello que acaban de negar. Genios.

Toni Cantó dimitió de todos sus cargos en Ciudadanos y declaró que hablaría con su representante para que le encontrara "algo de lo mío". Todos entendimos que se refería a algún trabajo de actor, profesión en la que Toni Cantó destacó por ser una nulidad. Busque usted el historial como actor del fulano y enumere aquellos papeles en los que ha destacado el tal Cantó. Ya le digo yo que el resultado es cero. Cero absoluto por no decir cero patatero, que viene a ser la misma cosa.

Trato de encontrar las diferencias entre Bergantiños, Mauricio, Rafael Louzán o Toni Cantó y no las encuentro. Unos y otros me parecen personajes admirables y entrañables. No cualquiera es capaz de mentir a cara descubierta y quedarse tan ancho.

Cantó, en el mismo acto en el que presentó su dimisión como diputado de Ciudadanos, dijo que hablaría inmediatamente con su representante para encontrar "algo de lo mío", o sea, de actor. Mientras decía eso se empadronaba en Madrid para incorporarse a la lista del PP de Díaz Ayuso. Pues tiene todo mi respeto. Mentir es un arte y quien lo hace bien merece un voto, una estatua o un homenaje.

Toni Cantó se ha ganado un lugar entre los grandes estafadores de la historia de la política española. Si el PP gana las elecciones madrileñas y logra gobernar con Vox o sin Vox, tengamos presente que representa al ala mentirosa de la política española y eso merece un reconocimiento, una calle, una plaza y una estatua; y además es guapo y un actor deleznable. Si eso no nos vale, yo ya no sé. 

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