El primer artista que pintó a un personaje con gafas fue Tommaso de Módena. Lo hizo en 1352 y el de las gafas es el cardenal Hugo de Provenza. Cosa de 100 años antes, se inventaron estas prótesis que a día de hoy utilizamos tanta buena gente y otra no tan buena. El invento se atribuye a dos frailes: uno, el famoso científico, filósofo y teólogo Roger Bacon; y dos, un italiano, Della Spina. Que fuera cosa de frailes, ambos franciscanos, no es de extrañar. Se pasaban el día escribiendo y copiando libros y cuando envejecían sus ojos el instrumento les permitía seguir trabajando.
Los frailes se fabricaban sus propias gafas, siguiendo los dos tratados que existían sobre el asunto y las hacían para su consumo, así que después de esa primera obra de Tommaso de Módena, no existen muchas más obras que presenten a personas con gafas. Igual les daba vergüenza posar con ellas porque sus compañeros les llamaban cuatro ojos. A mí me pasó. Curiosamente, fue la llegada de la imprenta lo que dejó sin trabajo a los monjes copistas, lo que extendió el uso de este instrumento óptico. A partir del S. XV, cuando se imprimieron y se tradujeron los tratados que servían de libros de instrucciones, más gente empezó a usarlas, aunque aún tuvo que transcurrir un buen tiempo hasta que se popularizaran. Ahí ya empiezan a aparecer algunos cuadros, muy pocos, yo estuve buscando por ahí y puede haber una docena o poco más de ese siglo.
Casi nunca las gafas las lleva puestas el señor (siempre es un señor). Están sobre una mesa, las sujeta con una mano, las lleva colgadas del cuello y ocasionalmente lo que tienen son una lupa más que unas gafas, pero nos vale. Lo que no he encontrado es una escultura anterior a la de la basílica de Santa María la Mayor de Pontevedra, en las que aparezca el señor con gafas. Se trata de San Xerome, Jerónimo en castellano y está ahí labrada sobre granito, muy visible. Aquí le dice a usted a un turista que busque al santo con gafas y antes de que termine de preguntarlo, ya le ha dicho él a usted: "¡Mire, querida señora, un santo con gafas!". La primera reacción es de incredulidad porque todos y todas, no vamos a engañarnos, creemos que las gafas son un aparato de reciente invención.

A San Xerome se le representa luego en numerosas ocasiones con gafas. En su época sí que seguro que no estaban inventadas, pues el santo varón murió en el siglo V. Fue importante. Tradujo la Biblia del griego y del hebreo al latín, componiendo la versión más utilizada, conocida como Vulgata, a su vez traducida a todas las lenguas del mundo con la probable excepción del silbo gomero. Por eso Xerome es el patrón de los traductores. Y lo pintan o lo esculpen con gafas para darle más aire de tío listo, que sin duda lo era a pesar de no haberlas usado en la vida. Si no me cree, intente usted traducir la Biblia a partir de textos hebreos y griegos y ya me va contando.
Puedo estar equivocándome muchísimo, como siempre, pero he perdido un tiempo en buscar esculturas de señores con cuatro ojos y no he encontrado ninguna anterior a la de nuestro San Xerome de Pontevedra. Compréndanse tallas en madera, obras modeladas en barro, esculturas en piedra o en bronce, tanto da. Hasta que alguien nos demuestre que no es así, damos por hecho que la primera representación escultural de un personaje con gafas, la más antigua de Galiza, de la península ibérica, de Europa, de la cristiandad, es la que tenemos en Pontevedra.
Aunque participaron varios maestros en la construcción de la fachada principal, los autores son un portugués, Juan Nobre y un neerlandés, Cornielles de Holanda, al que en Pontevedra conocemos como Cornelis, en plan rollo familiar. En el contrato que firmaron se aclara que se confabulan "para hacerla entrambos a dos de por medio". La remataron en 1540 y es una preciosidad, un conjunto escultórico monumental que sigue el formato de un retablo. En principio estaba policromado, una costumbre en la época desde siglos atrás. Hoy casi ese color se ha perdido, salvo algunos rastros. San Xerome, su figura más conocida, es uno más de entre multitud de personajes allí representados, y lo es por las gafas. Las gafas imagino yo que se las puso Cornelis, no Juan Nobre. Es lo más lógico, suponiendo que Cornelis, procedente de la escuela flamenca, conocía obras pictóricas en las que uno de los atributos de San Xerome eran las gafas. Hasta puede que hubiera visto a algún fraile usándolas. Si usted se fija, y si no se fija ya se lo digo yo, el diseño de esas lentes parece mucho más moderno. Se parecen más a las que siglos después utilizaría Castelao que a las del S. XVI, unos instrumentos con un diseño absurdo, montura pesada y un puente para salvar el tabique nasal que en nada se asemeja a los actuales, pero eso ya es otra cosa rollo Cuarto Milenio y aquí somos frikis pero sin pasarnos.