Blog | Marta está harta

El 2019 y Netflix han traído a nuestras vidas a la señorita Marie Kondo

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EL 2019 y Netflix han traído a nuestras vidas a la señorita Marie Kondo, una japonesa muy maja y muy japonesa, que se está forrando escribiendo libros y grabando documentales en los que explica cómo ordenar armarios y cómo tienes que despedirte de todo aquello que ya no necesitas antes de llevarlo al contenedor. Dice Marie Kondo que el orden es felicidad y para mí no ha descubierto nada nuevo. Dicen los psicólogos que el desorden suele ser la punta del iceberg que esconde problemas mayores. Y si seguimos al Feng Shui nuestros hijos adolescentes tendrían todo tipo de problemas: objetos amontonados en el escritorio significan miedo, frustración y necesidad de control sobre las situaciones. Objetos amontonados por toda la habitación significa que tenemos ira reprimida y que nos sentimos apáticos y desinteresados por la vida. Objetos amontonados debajo de los muebles indica que se es muy dependiente de la opinión de los demás y se da gran importancia a las apariencias.

Pero puedo aseguraros que en la mayoría de los casos el desorden de los adolescentes no esconde ningún tipo de problema mayor, que un patrón de conducta de la edad. La mayoría de las corrientes psicológicas defienden que se trata de un reflejo de la propia personalidad de los adolescentes. Y es que en esa etapa de la vida el caos inunda la vida de chicas y chicos. Incluso su propio organismo está en plena transformación. Ya no son niños pero aún no son adultos. Las hormonas condicionan su humor y provocan cambios constantes. Han empezado a despegarse de la familia pero todavía no han encontrado su lugar en el mundo. Empiezan a saber lo que quieren pero no lo tienen definido completamente. Y todas esas emociones nuevas y en continuo cambio provocan desorden en su interior. Un desorden que se verá reflejado en su habitación.

Hay otra razón más, dicen que tienen poco tiempo. La vida de los chicos cambia con la llegada de la adolescencia: establecen su grupo de amigos, llegan los enamoramientos, comienzan a salir con mayor frecuencia y a eso tienen que sumarle la escuela, las tareas para casa y los deportes, aunque esta última teoría a mí no termina de convencerme.

Como padres teneos que analizar ese desorden, y preguntarnos si es un desorden que podríamos llamar típico de los quinceañeros , que podríamos decir que responde a que en la adolescencia el umbral de tolerancia del desorden o suciedad es más alto que en etapas de vida más avanzadas. ¿O estamos ante un desorden patológico, síntoma de problemas mayores?.

Hay estudios que aseguran que existe una relación directa entre el estado de ánimo de una persona y el desorden en su casa, en este caso de su habitación. En general, el desorden en los espacios que habitamos es señal de desorganización en nuestro mundo interior. Permanecer saturado de objetos, significa estar saturado de ideas y proyectos sin resolver. El desorden lanza un mensaje de confusión interna, falta de estructuración y falta de definiciones, lo cual es muy habitual en la edad de la adolescencia.

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