Opinión

25 años de servicio a Galicia

EL PASADO domingo veinte mil personas quisieron acompañar a la tropa y mandos del aeródromo militar de Lavacolla, para conmemorar con una jornada de puertas abiertas su primer cuarto de siglo. Desde la inauguración del campo de aviación en 1935, este ha pasado por varias etapas, siendo el emplazamiento actual heredero del antiguo Destacamento de Santiago, que en septiembre de 1993 pasó a ser Aeródromo. Su ubicación lo convierte en ideal al ser el más al noroeste de la Península Ibérica, y de vital importancia como base aérea de despliegue de las unidades que lo precisen.

Los asistentes a este evento vibraron con la exhibición aérea de los apagafuegos, de un F-18 y de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo, que ya habíamos podido ver el 25 de Julio saltando sobre la Plaza del Obradoiro. En tierra, hicieron las delicias de niños y mayores otros aviones, helicópteros, simuladores, medios de unidades del Ejército de Tierra, Armada y de la Guardia Civil, y la actuación de la unidad de gastadores de la Escuadrilla de Honores del Ejército del Aire. 

El trabajo que se realiza desde este aeródromo es desconocido, pero clave y de gran importancia para Galicia. Baste recordar que es la sede del 43 Grupo de Fuerzas Aéreas, los apagafuegos, que verano tras verano se juegan la vida combatiendo el fuego con sus hidroaviones de color amarillo y que convendría reconocer y no olvidar el alto precio en vidas humanas que ha pagado, con el fallecimiento de siete militares en dos accidentes en 1976 en el monte Xiabre y en 1988 en el propio aeropuerto de Santiago.

Cualquier persona que haya tenido una mínima relación con las Fuerzas Armadas sabe que en ellas trabajan quizás nuestros empleados públicos mejor preparados y peor pagados, que desempeñan su labor en condiciones difíciles y peligrosas, como demuestra el número de fallecidos en acto de servicio en los últimos años. 

La sociedad lo sabe y por eso recurre a ellas cuando ocurren desastres o situaciones de emergencia que necesitan ser atendidas con la máxima eficacia, y se lo reconoce considerándolas junto a la Policía y la Guardia Civil, la única institución que merece un aprobado según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Sin embargo, la profesión militar, a pesar de que se les considera bastante capacitados profesionalmente, ocupa los últimos lugares de una lista de profesiones encabezada por médicos, bomberos, profesores, policías, empresarios, abogados, comerciantes o periodistas.

La percepción sobre la seguridad, la defensa y las Fuerzas Armadas sigue siendo un tema no exento de prejuicios y tabúes en España, lo que a menudo lleva a nuestros conciudadanos a restar importancia a su servicio, olvidando que no puede haber libertad sin seguridad, y que esta es a su vez muy importante para la convivencia al garantizar el ejercicio de los derechos ciudadanos. 

Este evento ha conmemorado un aniversario y ha contribuido a reivindicar y dar a conocer a la sociedad el papel de las Fuerzas Armadas, por ello hay que felicitar a toda la unidad de Lavacolla y de manera muy especial a su jefe, el coronel Manuel Muñoz Mompó, un profesional con las ideas muy claras y absolutamente consciente de que “el ejército es una institución que está para servir a la ciudadanía y es necesario que la sociedad sepa lo que hace para que pueda conocerlo y valorarlo mejor”.

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