La abuela de Pasarón vuelve al hogar

Eulogia Omil regresa a Pasarón con 97 años para conocer el estadio tras años sin visitarlo ▶ Socia del club durante décadas, acogió en su casa a varios mitos del Pontevedra y el Teucro

Eulogia, con su hijo Bernardino en Pasarón. CEDIDA
photo_camera Eulogia, con su hijo Bernardino en Pasarón. CEDIDA

Eulogia Omil pisó el césped de Pasarón acompañada por su hijo Bernardino Vázquez. Lo pisó y se emocionó. Hacía años que no estaba allí. Tantos que no había podido presenciar en primera persona el lavado de cara al que se había visto sometido su estadio.

Pasarón no tiene nada que ver con el que conoció Eulogia, en las primeras décadas de vida del Pontevedra Club de Fútbol o en los años 60, en los que vio a la entidad crecer sin parar hasta tocar el cielo de la Primera División.

Eulogia (tercera por la izquierda) en el viejo Pasarón, en 1958. CEDIDA
Eulogia (tercera por la izquierda) en el viejo Pasarón, en 1958. CEDIDA
 

Quería tener la oportunidad de volver a su otro hogar, el del club de sus amores, del que fue socia durante décadas. A sus 97 años, pisó el manto de O Burgo de nuevo y se emocionó.

Eulogia Omil es parte de la historia del Pontevedra. De su afición. Una representante especial, que mantiene unos vínculos emocionales indestructibles con la entidad gracias a la relación que cultivó con algunas de las personas que pasaron por ella.

Eulogia fue apodada como la 'segunda mamá' por los jugadores del Teucro de los 90 Pasqui (hoy técnico del Barça) y Zoran Mikulic

Por su casa desfilaron, durante años, varios de los mejores jugadores del Pontevedra, y también de la Sociedad Deportiva Teucro. Sus dotes en la cocina, su hospitalidad y su bondad acabaron convirtiéndola en "la segunda mamá". Así la rebautizaron Pasqui y Mikulic, dos grandes jugadores de la Sociedad Deportiva Teucro de la década de los 90.

Durante los años 60 y sobre todo durante los 70, algunos de los mejores deportistas de la ciudad paraban en su domicilio particular para probar su comida.

Hasta diez futbolistas, diariamente, almorzaban después de entrenar. Algunos repetían a la hora de la cena. Ejercía de protectora del deporte pontevedrés.

En su casa, el número 8 de Pardo Bazán, se hospedaron diferentes deportistas.

"Mi madre cuidaba de que no saliesen de noche, de que no bebiesen alcohol, de que tuviesen la mejor alimentación", explica Bernardino Vázquez lleno de orgullo. Cumplía tan bien con aquel cometido que por allí no cesaron de dejarse caer invitados.

Sus dotes culinarias traspasaron fronteras. Sus empanadas acabaron en la mesa del Gobierno de Venezuela, solicitadas por un amigo común de la familia, emigrado, y en la del presidente del país caribeño de la época, que pudo degustar la destreza entre fogones de la señora Omil.

"Cuidaba de que los jugadores no saliesen de noche, no bebiesen alcohol y que se alimentasen correctamente"

También tuvo ese placer el gran Neme, uno de los mejores futbolistas de la historia del club, internacional en una ocasión por España en los años del Hai que Roelo! Y Geñupi, sub-21 de la Roja a principios de los 70, cuando también vistió la elástica pontevedresa. E Illumbe, Achero, Daniel, Masferrer, Polo, Cubalita, Fernando, Hernanz, Jorge...

Eulogia estaba enamorada del Pontevedra. En la fotografía, de la colección privada de la familia, ella es la tercera por la izquierda, apoyada en las vallas de madera que separaban las gradas del vetusto Pasarón. El fútbol tenía en ella a una fiel representante de la hinchada femenina.

TEUCRO. Sus labores maternales no se agotaron en el balompié. Un día, el presidente de la SD Teucro, Fernando Gago, le pidió cobijo para algunos de los jugadores procedentes de otras regiones de España y el extranjero.

Con ellos entabló una especial relación de afecto. Fue el caso de Pasqui, Xavi Pascual. Años después, el actual técnico del Barcelona tenía que acudir con su equipo a Pontevedra para enfrentarse a los azules. Se acordó de su segunda mamá y se puso en contacto con la familia de Eulogia.

Acudió a su casa para estar con ella. Hablando sobre los tiempos pasados, sobre los tiempos azules, ambos recordaron la figura del gran lanzador croata Zoran Mikulic, uno de sus huéspedes favoritos. Pasqui telefoneó a su excompañero, conectó a Eulogia y a Zoran y el internacional croata rompió a llorar de emoción.

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