Acento pontevedrés en La Voz Kids belga

Alejandro Blanco, de 12 años, nacido en Pontevedra y afincado en Lieja, concursa en la primera edición de este programa en la televisión de Bélgica. "Creo que antes de hablar ya cantaba", dice su madre
Alejandro Blanco frente al logo del programa. DP
photo_camera Alejandro Blanco frente al logo del programa. DP

Alejandro Blanco nació en el Hospital Provincial de Pontevedra. Cuando tenía cuatro años, sus padres, Carlos Blanco y Laury Rey, decidieron trasladarse a Bélgica. Ahora, con 12, "en mayo cumplirá 13", concursa en The Voice Kids Belgique, la versión belga del famoso formato televisivo que elige "la mejor voz" infantil de un país y que comienza con una serie de audiciones a ciegas. "Yo creo que, antes de aprender a hablar, Alejandro ya cantaba. Es una auténtica pasión lo que siente por la música", explica su madre al otro lado del teléfono.

En esta edición de The Voice Kids, la primera que se celebra en Bélgica, los coachs (los preparadores) de cada equipo son Slimane (cantante y compositor francés ganador de La Voz de su país), Vitaa (cantante francesa de gran popularidad, que fue telonera de Rihanna) y Matthew Irons (líder de la banda belga Puggy). Cuando Alejandro Blanco, tras superar todos los casting previos, se plantó delante de este jurado, interpretó Destin, una canción en francés que popularizó Céline Dion en los años 90. Como es habitual en el formato de este concurso, los coachs le escucharon cantar de espaldas. Casi en el último momento se giró uno de ellos, Matthew Irons, lo que daba entrada al pequeño pontevedrés al concurso. Esto se emitió el martes pasado. "Estamos muy orgullosos", reconoce su madre.

La mitad de la familia de Alejandro Blanco está en Bélgica y la otra mitad, en Marín. "Nosotros somos gallegos, nos sentimos gallegos de corazón», explica, Laury Rey. "Y estábamos viviendo ahí cuando nació Alejandro". Fue la falta de oportunidades laborales lo que los llevó a emigrar. "Mi padre trabajaba en Bélgica y yo había estado viviendo aquí. Cuando vimos que era muy difícil conseguir trabajo y él nos decía que aquí sí que lo había, decidimos dar el paso. Y no nos arrepentimos porque todo nos ha ido muy bien". La única pega: "Que sentimos mucha morriña", confiesa Laury Rey. "Tratamos de ir lo máximo posible a Pontevedra. Si por Alejandro fuese, se iría para ahí en cualquier momento, porque le encanta Galicia".

Alejandro Blanco estudia 1º de ESO y, por lo que dice su madre, es un niño que saca buenas notas y que ha llevado todo el proceso con buen humor. "Porque la verdad es que toda la parte previa al concurso es bastante estresante. Se presentaron a las pruebas 4.000 niños. Había que hacer colas de dos o tres horas, lejos de casa, a dos horas de camino...". Pero él tenía claro que se quería presentar y que quería participar. "Y al final valió la pena". Quizás su futuro pase por la música. "¿Quién sabe? Hasta ahora no era más que una afición, pero después de todo esto, estamos pensando en tomárnoslo más en serio".

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