Los acusados de Alsasua niegan estar vinculados con el terrorismo

La Audiencia Nacional ha iniciado este lunes el juicio de todos ellos por la paliza con puñetazos y patadas a un teniente y un sargento de la Guardia Civil y a sus parejas en la madrugada del 15 de octubre de 2016 durante

Juicio de Alsasua. FERNANDO VILLAR (EFE)
photo_camera Juicio de Alsasua. FERNANDO VILLAR (EFE)

Los ocho jóvenes acusados de la agresión a dos guardias civiles y sus parejas en 2016 en Alsasua han negado en el juicio su participación y que dirigieran o integraran un colectivo del entorno de ETA para expulsar a las fuerzas de seguridad del Estado del País Vasco y Navarra.

La Audiencia Nacional ha iniciado este lunes el juicio de todos ellos por la paliza con puñetazos y patadas a un teniente y un sargento de la Guardia Civil y a sus parejas en la madrugada del 15 de octubre de 2016 durante las fiestas de Alsasua en el bar Koxka.

Los acusados, siete de ellos de entre 21 y 24 años de edad y un octavo de 31, se enfrentan a penas de entre 12 y 62 años de prisión por lesiones y amenazas terroristas y se han negado a contestar al fiscal y a las acusaciones, entre las que se encuentran la ejercida por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo.

La Fiscalía encuadra la actuación de los acusados al colectivo "Ospa!" (¡Fuera!) y las campañas Alde Hemendik (Fuera de aquí) creadas por el entorno de ETA y que buscan la expulsión de las fuerzas de seguridad estatales.

Ohian Arnanz, para quien se pide la mayor pena -62 años y medio de cárcel- y uno de los tres que están en prisión provisional, ha reconocido que estuvo en el bar Koxka, aunque no participó en nada, si bien en la instrucción negó que hubiera estado.

"Se me quedaba la cosa grande", ha asegurado a preguntas de su abogado para justificar los motivos por los que al principio negó su presencia.

Ha explicado que un chico de su pueblo le llevó hasta el fondo de bar para que no se metiera en el altercado y ha insistido en que no amenazó a los agentes con pegarles ni con nada, ni tampoco le preguntó a uno de ellos si era "madero".

"Nunca he tenido problemas ni altercados con la Guardia Civil" ni ha sentido animadversión por ningún cuerpo policial, ha continuado Arnanz, que también ha negado ser miembro del movimiento Ospa! y haber participado en alguna de sus actividades.

Otro de los acusados en prisión, Jokin Unamuno, ha afirmado que cuando entró en el bar ya estaba bastante borracho y se enfadó con los agentes porque le habían puesto cuatro multas, dos de tráfico por circular en dirección contraria y las otras por infracciones contra la seguridad ciudadana.

"Le dije que menuda jeta que tenían porque se dedicaban a crujir a multas a los jóvenes del pueblo y que luego acudían a los bares", ha dicho Unamuno, quien se enfrenta a 50 años de cárcel.

Y ha añadido: "No golpeé a nadie, ni dentro, ni fuera, ni en la puerta del bar", para subrayar que no salió del establecimiento hasta después, cuando vio "al teniente tendido en el suelo y a una mujer encima suya como protegiéndole con el cuerpo".

Tras negar que pertenezca a algún movimiento radical, sí que acudió a alguna asamblea preparatoria del Ospa Eguna, pero de forma "muy esporádica", a la vez que ha lamentado lo ocurrido en un "contexto de fiesta, a las cinco de la mañana" y cuando "todo el mundo estaba bastante bebido".

El tercer acusado que está en prisión, Adur Ramírez, a quien también piden 50 años de cárcel, ha afirmado que no estuvo en "toda la noche" en el bar y ha negado ser un cabecilla del Ospa Eguna pese a haber participado en actos de este movimiento.

"Hace años cuando jugaba a pelota coincidí en el mismo club con un hijo de un guardia civil y no hubo ningún problema", ha comentado.

Durante los interrogatorios, los abogados han hecho ver que el tribunal no ha admitido varias de las pruebas que han propuesto, como una foto de un encausado en el bar o el vídeo que otro grabó al llegar al establecimiento cuando ya había acabado el altercado.

También han declarado los cinco acusados que se encuentran en libertad, cuatro de los cuales se enfrentan a 50 años de prisión y la única mujer imputada a 12 y medio. Todos han negado su participación en la agresión y formar parte de colectivo alguno del entorno de ETA o abertzale.

Al más joven, Jon Ander Cob, de 21 años, le ubicó en el lugar la pareja del teniente herido con la que, según ha dicho el acusado, coincidió en el instituto. "Creo que ha sido una confusión visual, no creo que haya sido un fallo de mala intención".

Julen Goicoechea, que se define como una persona pacífica y cliente habitual del bar Koxka, pensó que el tumulto era "una movida más de las que suele haber", pero él solo va a ese local a "echar unas risas con los amigos, tomar una copa e intentar ligar".

"Soy ignorante en el mundo de la política y me considero apolítico", ha apostillado Goicoechea, que estima que ha sido reconocido por una confusión y supone que no ha sido por mala fe.

Igualmente Aratz Urrizola ha señalado que estuvo en el bar Koxka pero ha indicado que se fue antes del incidente.

Iñaki Abad, el de mayor edad, 31 años, se ha calificado de "políticamente inactivo" y ha comentado que en el bar en el que trabajaba tenía un trato normal con el teniente y su novia de "camarero a cliente". "No he tenido problema con ellos", ha enfatizado.

Abad grabó con su propio móvil un vídeo cuando pasaba por el bar Koxka camino de otro local y el sargento le pegó un manotazo y le tiró el teléfono al suelo, ha relatado.

La única acusada, Ainara Urquijo, ha dicho que llegó al bar Koxka cuando se había producido el incidente y ha reconocido que discutió con la Policía Foral al ver que habían detenido a Unamuno, pero ha negado que hubiera amenazado a la pareja del sargento.

Un nutrido grupo de familiares y amigos se han personado en la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando y han aplaudido la entrada y salida de los acusados.

También han asistido representantes de Podemos, EH Bildu y el vicepresidente del Parlamento de Navarra, Unai Uhalde, de Geroa Bai, que han manifestado que ven desproporcionada la acusación de terrorismo para los acusados.

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