Un agente de Tráfico recoge y repara 400 bicicletas para enviarlas a África

José Luis Pereira, natural de Lalín, presta servicio en la Comandancia de Lugo y lleva a cabo junto a su familia esta iniciativa
Bicicletas. RECYCLING
photo_camera Bicicletas. RECYCLING

Hace casi dos años que José Luis Pereira, un agente de Tráfico natural de Lalín que presta servicio en la Comandancia de Lugo, comenzó casi por casualidad a reunir bicicletas viejas, que luego repara para enviarlas a África, concretamente a Guinea Bisáu, a través de una organización sin ánimo de lucro centrada en el desarrollo local.

En estos momentos, después de recorrer prácticamente "todos los municipios de Galicia", desde "O Vicedo hasta Nigrán", para recoger bicicletas usadas, tiene ya preparados para enviarlos en un contenedor que saldrá rumbo a África el próximo mes de octubre unos cuatrocientos ciclos.

En declaraciones a Efe, explicó que todo comenzó con el reciclaje de las bicicletas de su propio hijo, porque tenía varias, casi todas en buen uso, y a la familia le daba pena llevarlas "al punto limpio".

Aunque puso un cartel para anunciar que las regalaba, nadie llamó, por lo que, a través de un conocido que trabaja en el ámbito de los proyectos sociales, se puso en contacto con la citada organización y llegaron a un acuerdo para enviarlas al país africano.

De hecho, al comprobar cómo se iban acumulando las bicicletas, lanzó una petición a través de las redes sociales y le "prestaron dos locales"

Entonces, explica José Luis Pereira, se decidió a dar un paso más y envió mensajes a algunos conocidos para ver si "era posible reunir y enviar al menos 20 o 30".

Pasados dos años, "juntamos unas cuatrocientas", dijo el promotor de la iniciativa, quien reconoce que, en este momento, ya se ha "pasado de frenada" y su iniciativa se le ha ido "un poco de las manos", porque cada semana hace "unos quinientos kilómetros para recoger bicicletas usadas" y no le queda ya demasiado sitio donde guardarlas.

De hecho, al comprobar cómo se iban acumulando las bicicletas, lanzó una petición a través de las redes sociales y le "prestaron dos locales", donde las guarda y las repara, pero en este momento ya "están petados", dice.

Además, recordó que, al menos de momento, para sacar adelante esta iniciativa no ha "cobrado nada, absolutamente nada, de ninguna institución", por lo que todo el trabajo recae sobre él mismo, su mujer y su hijo de 12 años, que también colabora.

En ese sentido, reconoce que a lo mejor en el futuro tendrá que pedir colaboración por parte de alguna administración, al menos para que le presten un local o, cuando vayan a jubilar alguna "furgoneta" o cualquier otro vehículo adecuado, se la cedan para transportar los ciclos usados.

En este momento, sigue restaurando las bicicletas que enviará en octubre, y "colocándolas para aprovechar al máximo el espacio en el contenedor"

Recordó que también está atendiendo peticiones de diversos ayuntamientos, que llegan a través de los servicios sociales, para entregar bicicletas a niños gallegos de familias con pocos recursos.

"Aunque es muy épico mandar bicicletas al tercer mundo, también es maravilloso ayudar al vecino de al lado", explicó, porque todo el trabajo que supone esta iniciativa y algún que otro contratiempo "queda compensado por la satisfacción que provoca ver la cara de un niño o una niña cuando se la entregas".

En este momento, sigue restaurando las bicicletas que enviará en octubre, y "colocándolas para aprovechar al máximo el espacio en el contenedor", cuyo traslado al país africano es muy caro.

De hecho, en el mismo contenedor se envían a Guinea Bisáu otros objetos y productos de primera necesidad que también escasean en el país.

Además, si las circunstancias de la covid-19 lo permiten, tiene programado un viaje a África, seguramente para final de año, para comprobar en persona a dónde han ido parar todas las bicicletas recogidas y reparadas con sus propias manos.

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