En su memoria aún perviven los recuerdos de aquel glorioso ascenso del Pontevedra Club de Fúbtol a segunda división. Era el año 1960, y Agustín Estévez, conocido como Tito, era el encargado de proteger la portería del equipo de la Boa Vila ante las embestidas de los rivales. 57 años después de aquel ascenso, el exportero del club granate recibe el premio Amigos de Pontevedra, un homenaje a aquellas figuras que contribuyen al buen nombre de la ciudad
¿Se siente orgulloso por recibir el premio Amigos de Pontevedra?
Mucho, porque es un reconocimiento a mi carrera deportiva. Sinceramente, no me esperaba que me obsequiasen con el premio porque hay personas que tienen mucho más mérito que yo, tanto futbolísticamente como técnicamente. Me parece una buena forma de fomentar el deporte y estoy muy agradecido. Ahora toca ir a la gala con la familia y celebrarlo por todo lo alto.
¿Cómo recuerda el el ascenso a segunda división en el año 1960?
Las eliminatorias fueron seis partidos, tres de ellos contra el Burgos. En el primero ganamos sin problema 3-1. En el encuentro de vuelta nos hicieron una pequeña encerrona, porque la prensa dijo que el partido de ida había sido muy violento y los vecinos de Burgos nos recibieron bastante mal. Lo que querían era fastidiarnos, entonces estuvieron haciendo ruído para que no pudiésemos dormir y minarnos la moral. Al final perdimos 2-0 y algunos de los nuestros acabaron lesionados.
"Sinceramente, no me esperaba que me obsequiasen con el premio porque hay personas que tienen más mérito que yo"
¿Y el partido decisivo contra el Burgos?
El partido de ascenso contra el Burgos fue épico. Se estuvieron estudiando diversas ciudades para hacerlo, como Gijón o Valladolid, pero al final se hizo en León, lo que supuso un gasto inesperado para el Pontevedra CF, por lo que la directiva se vio con problemas económicos para pagar el desplazamiento. El partido fue de poder a poder. Ellos tenían un buen equipo, pero nosotros supimos aguantar. En la primera parte dominaron ellos y en la segunda nosotros, lo que pasaba es que los goles no caían. En la prórroga llegó el golazo de Guillermo en un tiro libre, y a partir de ahí empezó la 'fiesta rachada' con la invasión del campo.
¿Había muchos pontevedreses en León aquel día?
Pues sí. Hubo un tren especial y 40 o 50 turismos. El campo tenía una grada cubierta y estaba toda repleta de gente de Pontevedra. Los leoneses se quedaron alucinados por la cantidad de personas que fueron a ver el partido. Además, el grupo de gaitas también se desplazó para animarnos.
¿Qué hicieron a su regreso a la Boa Vila?
Volvimos la mañana siguiente al encuentro. Al llegar, fuimos al Santuario de la Virgen Peregrina y yo, como capitán del equipo, deposité un ramo de flores. Después fuimos al ayuntamiento porque el alcalde nos quería recibir.
¿Cómo ve al equipo actual? ¿Es posible otro 'Hai que roelo'?
Ojalá. En el fútbol influyen muchas cosas y, entre ellas, la suerte y el dinero. Si el Pontevedra quiere ascender, tiene que gastar dinero. Está claro que con lo que hay, la meta es clasificarse entre los cinco primeros, aunque está claro que quedar de primero siempre es mejor. Por el momento estamos viendo buen fútbol y, además, Luisito es un gran entrenador.
¿Piensa que Pontevedra está volcada con el fútbol?
Sí, por supuesto. Lo que pasa es que hay algunos aficionados de conveniencia. Si el club arrancara y tuviera la suerte de ascender, yo creo que tendría una de las mejores aficiones de Galicia.
¿Cómo empezó en el mundo del fútbol?
Yo empecé a jugar al fútbol en la calle. En el instituto Valle Inclán también jugué al balonmano, y después comencé en un equipo del barrio de la Moureira. En la temporada 1953-1954 fiché por el Pasarón, un equipo de fútbol de la ciudad que jugaba en regional.
