Las fiestas patronales de Sanxenxo, que dieron su pistoletazo de salida el pasado viernes, alcanzarán uno de sus puntos más célebres con la celebración de la tradicional Feria da Cebola el próximo 4 de septiembre, coincidiendo con el día de Santa Rosalía.
La cita, que este año celebra su XXXVI edición, homenajeará a los galardonados con la Cebola de Ouro de este año: Alberta Manuela González y Enrique Martínez Marín, dos auténticos enamorados de la villa sanxenxina.
La primera, de 90 años de edad, dedicó su vida a la catequesis de niños, pero sobre todo de adultos, y hasta tiene un diploma y una medalla que le envió Benedito XVI en reconocimiento a su labor por la iglesia.
Por su parte, Enrique Martínez es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología. Además tiene un máster en Gestión Pública y otro en Liderazgo y Dirección Pública. Natural de León, este hombre de 58 visitó Sanxenxo por primera vez después de casarse y no duda en repetir durante cada época estival: "Para mí es más que un lugar de veraneo, tenemos aquí parte muy importante de nuestras, raíces, nuestros amigos y nuestras aficiones".
FIESTA. El Concello de Sanxenxo decidió, hace ya más de 30 años, que sería interesante completar el programa de las Festas de Santa Rosalía con alguna actividad destinada a dar a conocer otras virtudes del municipio, y así es como tuvo su origen esta Festa da Cebola.
Ya entonces cada vez eran más las localidades que apostaban por organizar citas que buscaban ensalzar productos autóctonos. Siguiendo ese ejemplo, Sanxenxo giró la vista hacia el pasado, cuando la cebolla convirtió a su puerto en lugar de referencia.
Esta fiesta nació como guiño al improvisado mercado que, durante décadas, se celebró en el puerto sanxenxino cada 4 de septiembre, coincidiendo con el día de Santa Rosalía. Tan preciada era la cebolla que se cultivaba en la comarca de O Salnés que numerosos vecinos de Bueu no dudaban en cruzar la ría de Pontevedra para adquirirla.
La celebración de la feria, que vivirá el próximo martes su trigésima sexta edición, también supone un guiño a la relevancia histórica que tuvo la cebolla sanxenxina siglos atrás.
