"Algúns nenos nin podían subir ás bicicletas e agora levan aos demais"

Rodando, proyecto impulsado por Pedaladas, Amencer y Discamino, cumple un año y medio integrando a personas con diversidad funcional ►Los promotores buscan voluntarios para pedalear los lunes
Usuarios y voluntarios del programa visibilizaron su proyecto en la Praza de España
photo_camera Usuarios y voluntarios del programa visibilizaron su proyecto en la Praza de España

"Sofía ten cinco anos, é xordocega, sofre os síndromes de West e de Coffin-Siris e ten parálise refractaria. Ela non fala, non pode andar, non ve e non oe, así que esta é das pouquísimas actividades que podemos facer". Quien habla es María José Sissi Freire, cuya asombrosa historia saltó hace unos años a los medios. Después del drástico cambio de vida que le supuso quedarse ciega por una enfermedad a los 43 años, logró adoptar a un bebé en la República Dominicana. Esa niña, prácticamente desahuciada por los médicos, es Sofía. Iniciativas como esta le dan la vida.

El programa Rodando fue impulsado hace año y medio por las asociaciones Pedaladas, Amencer-Aspace y Discamino. Se trata de una actividad física en bicicleta adaptada para personas con diversidad física y sensorial. Habitualmente se lleva a cabo los lunes por la tarde (ahora, de 16.30 a 18.30 horas) en el parque de Campolongo, a donde acuden voluntarios para pedalear, pero el lunes se trasladó a la Praza de España para visibilizarlo y, de paso, "que la gente de Rodas Galicia conociera a los chicos", explica Marta Samartín, de Pedaladas. Este establecimiento cede cada vez, desinteresadamente, un triciclo y un cuadriciclo al proyecto.

"É unha iniciativa fantástica porque aquí hai meniños e adultos con diversidade funcional e sen ela", subraya Sissi, siempre acompañada de sus perros -el guía, Golfiño, y Balú, de asistencia-, mientras Sofía da vueltas sentada en la sillita de la bicicleta duet, en la que pedalea Marta.

Otros vehículos adaptados son el handbike, un triciclo que se mueve con los brazos, o la bici copilot, "un triciclo en tándem en el que el niño va delante, que es lo que nos hace falta para los que no pueden pedalear", explica Humberto, padre de Andrés, también con síndrome de West. "Esta es la que queríamos comprar, pero es carísima".

Sissi Freire: "Unha persoa que non ve, non oe ou non camiña pode integrarse perfectamente cando a sociedade o permite"

Sissi invita a participar "a todo o mundo" y subraya la importancia de visibilizar la diversidad funcional. "Unha persoa que non ve, que non oe ou non pode andar, pode integrarse perfectamente nunha sociedade sempre e cando a sociedade o permita. Moitas veces o problema máis grande non son os impedimentos que podemos ter, senón as barreiras que nos pon a sociedade".

Esta visibilidad también es una riqueza desde el punto de vista educativo, ya que "os rapaces que crecen con esta realidade ven que a sociedade é diversa, que o mesmo que hai persoas altas, baixas, gordas e fracas, hainas que poden andar ou non, falar ou non e comunicarse doutra maneira". Y no les parece nada extraño.

CONVIVENCIA. Entre los participantes, apunta, hay niños con TDAH, con autismo, "meniños que chegaban e berraban, que non querían subir ás bicicletas ou nin sequera podían. Agora son eles os que levan a outros. É impresionante". Otros casi no pueden andar, como para ir en bicicleta. O presentan un comportamiento disruptivo, "non fan máis que gritar, escapan... Pero aquí están felices". Por eso para algunos de ellos "hai un antes e un despois".

En esto coincide Marta Samartín. "Hay niños con diversidad funcional, motora y psiquiátrica, que vienen a que los paseemos. Muchos, gracias a esto, ya están empezando a coger la movilidad necesaria para ayudarnos como voluntarios". Es el caso de Martín y de José Pita, "que empezaron como usuarios y ahora casi son voluntarios".

La cifra de participantes depende de la época del año, aunque ahora confían en remontar después del parón estival. También participan en rutas de convivencia, como la del Camino de Santiago, aunque no está muy preparado para estos vehículos.

Entre quienes acudieron a la llamada del programa Rodando hay familias con casos de discapacidad, como la de Quica, una señora mayor cuyo hijo, José Luis, de 45 años, sufre parálisis cerebral. "A donde él vaya contento, allá estoy yo", dice, aunque echa de menos que acudan más voluntarios.

Otros, como el pequeño Javi, viene a echar una mano. O, mejor dicho, sus piernas. Igual que sus padres y su hermano. "É unha actividade moi enriquecedora, axúdache a crecer a nivel persoal", asegura Sissi, quien está a punto de probar un invento para pedalear sin ir en tándem. "Ata agora o que vén de copiloto vaime dicindo: ás e cinco, ás e dez, a menos cuarto...E en función das horas do reloxo eu vou xirando o manillar da bici. Era impensable fai nada. Eu oio a xente, oio ruídos, pero é moi difícil. É un subidón de adrenalina". Pero ahora Víctor le va a dejar una bici con una barra en la que engancharán la correa de Balú. "A idea é que este can me leve. Non sei de ningún caso así, pero imos probalo. É unha loucura, pero benditas sexan".

Comentarios