Una americana es la más joven en someterse a un trasplante facial

La estadounidense Katie Stubblefield, de 21 años, perdió su cara después de haber intentado suicidarse con una escopeta

Portada de la revista National Geographic. NATIONAL GEOGRAPHIC
photo_camera Portada de la revista National Geographic. NATIONAL GEOGRAPHIC

Katie Stubblefield, de tan solo 21 años, lleva un año recuperándose del trasplante de cara completo al que fue sometida en mayo del pasado año en la clínica Cleveland de Ohio, en Estados Unidos, y que la ha convertido en la receptora de trasplante facial más joven del mundo, según dio a conocer el último número de la revista científica National Geographic.

Portada septiembreLa joven, que es portada con el reportaje La nueva cara de Katie, sufrió una herida de bala autoinfligida a los 18 años que la dejó incapaz de ver, hablar, respirar por la nariz, tragar alimentos, masticar o mover la lengua.

La paciente es la 40ª persona anotada en la lista oficial de receptores de trasplante de cara en el mundo, gracias a su donante Adrea Schneider, fallecida a los 31 años por una sobredosis de cocaína.

Los cirujanos invirtieron 31 horas en operarla. Dedicaron las primeras 16 horas a extraer la cara de la donante, y otras 15 en hacer el trasplante a Katie.

En un principio, los especialistas tenían planeado realizar el trasplante parcial manteniendo las mejillas, las cejas y la frente originales. Sin embargo, según avanzaba la intervención los cirujanos decidieron que la mejor opción era realizar un trasplante integral, ya que así el resultado sería más estético.

UN INTENTO DE SUICIDIO. Katie estuvo durante años sometiéndose a intervenciones y citas médicas, llegando a tener más de 12 ingresos hospitalarios, debido a que en 2014, con 18 años, intentó suicidarse con una escopeta.

Este intento fue lo que hizo que desaparecieran parte de la frente, la nariz con los senos, la boca y buena parte de los maxilares, los huesos que conforman las mandíbulas y la parte delantera de la cara, según relata Connors.

Según cuenta la paciente en el reportaje, no recuerda nada de su intento de suicidio, ni de las operaciones a las que luego tuvo que someterse, teniendo así sus padres que explicar lo que había sucedido.

"Nunca jamás se me había ocurrido hacer algo así. Al oírlo, no supe cómo encajarlo. Me sentía culpable de hacer pasar tanto dolor a mi familia. Me sentí fatal", comentó Katie para el National Geographic.

Tras años de visitas continuadas al hospital estadounidense, y ya con 21 años, Katie se sometió al trasplante, gracias a la donación de la abuela de la fallecida, Sandra, quien después de la operación y de la recuperación, le dijo que "estaba preciosa", durante un recuentro.

CONEJILLO DE INDIAS. El Departamento de Defensa de Estados Unidos, a través del Instituto de Medicina Regenerativa de las Fuerzas Armadas, ha sufragado los gastos de las intervenciones quirúrgicas de Katie como parte de su proyecto para el tratamiento de lesiones similares en heridos de guerra.

De este modo, la cirugía de trasplante facial ha convertido a la joven en un "experimento vivo para el progreso del tratamiento de traumatismos por herida de bala en la cara".

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