Nueve años de cárcel para el capo colombiano que sobornó a los guardias del Puerto de Marín

El condenado coordinaba la recepción de la cocaína de la mayor red dedicada a la introducción de droga oculta en contenedores en la primera década del siglo XXI 

Parte de la cocaína que fue decomisada a la organización criminal en 2009, que entró en España por el Puerto de Marín. GRECO GALICIA
photo_camera Parte de la cocaína que fue decomisada a la organización criminal en 2009, que entró en España por el Puerto de Marín. GRECO GALICIA

La Sección Tercera de la Audiencia Nacional acaba de dar carpetazo de forma definitiva al proceso judicial posterior a la operación que sirvió para desarticular la mayor red criminal dedicada a la introducción de cocaína oculta en contenedores en la primera década del siglo XXI. El tribunal ha condenado a una pena de nueve años y tres meses de prisión al responsable de la rama colombiana de una organización criminal que tenía en nómina a al menos dos agentes de la Guardia Civil, entre ellos el jefe del servicio fiscal del Puerto de Marín, y que se servía de su presencia para colocar grandes cargamentos de droga en el Viejo Continente.

El condenado, que ha sido juzgado en solitario tras permanecer prófugo durante años, obtuvo una considerable rebaja en la pena al reconocer los hechos que se le atribuían: coordinar la recepción de los alijos en Galicia, por una parte, y dirigir dos laboratorios para el procesado de la cocaína y su posterior distribución en Europa, previa adulteración, lo que le aportaba mayores beneficios.

Las investigaciones policiales que concluyen con la actual sentencia fueron lideradas por el Grupo de Respuesta contra el Crimen Organizado (Greco) de la Policía Nacional de Pontevedra. Se iniciaron al detectar las actividades ilícitas que estaba llevando a cabo José Antonio Rodríguez Conde, jefe del destacamento fiscal de la Guardia Civil del Puerto hasta el momento de ser arrestado, en junio de 2009. Su detención fue el germen de un gran despliegue de la Policía Nacional en toda España que logró desarticular dos organizaciones dedicadas al narcotransporte: la de los gallegos, que permitían la entrada de droga y la entregaban a sus colaboradores, y la del grupo liderado por Rafael Rubén Núñez Cenderrado, Rafa El Valenciano, que pasaba largas temporadas en Sanxenxo y en Vilagarcía de Arousa para dirigir de cerca sus negocios.

El primer juicio, que se prolongó durante tres meses, se saldó con la condena de, entre otros, Francisco Estévez, el subteniente Paco, miembro del puesto de A Guarda de la Guardia Civil y considerado por los investigadores uno de los enlaces directos entre el cártel colombiano, Núñez Cencerrado y Rodríguez Conde. El jefe del destacamento de Marín falleció durante su estancia en la prisión de Monterroso por causas que no han quedado del todo claras (las fuentes oficiales señalaron que sufrió un infarto, pero otras informaciones aseguraron que se suicidó). Por ello, su responsabilidad penal quedó extinguida. El subteniente Paco fue condenado a siete años de cárcel (la Audiencia consideró que no formaba parte de la red criminal, siendo condenado solo por narcotráfico).

Rafa el Valenciano recibió una pena de 18 años de prisión y, en cuanto conoció que el Tribunal Supremo daba por buena la sentencia de la Audiencia Nacional, decidió cruzar el charco y poner tierra de por medio. Su fuga, sin embargo, no duró demasiado, y fue detenido en enero de 2017 por los mismos agentes del Greco en Venezuela (país del que partían los alijos de droga que entraban por Marín), donde residía bajo una identidad falsa, fingiendo ser un súbdito de Rumanía.

La sentencia que acaba de trascender detalla que a mediados de junio de 2009 se encontraban en torno a la dársena morracense dos grupos criminales que mantenían una sociedad. Por una parte, el de Rafa el Valenciano y, por otra, el del ahora condenado, que "contaba en Galicia con la infraestructura necesaria para la recepción y la custodia de la mercancía".

El contenedor que sirvió para desmantelar ambas redes partió de Guayaquil (Ecuador) e hizo escala en Cartagena de Indias (Colombia). Contenía 21.500 kilos de gambas congeladas y permaneció almacenado en el puerto durante seis días.

El 2 de julio partió hacia una nave en un polígono industrial de A Coruña. El ahora condenado supervisaba la operación alojado en el Hotel Rías Altas de la ciudad herculina.

En los días siguientes a la incautación (se encontraron más de 800 kilos de coca ocultos en el citado contenedor en el polígono coruñés), el jefe del cártel en España se reunió con Cencerrado y sus lugartenientes para tratar los motivos de la caída de la droga (que, según se supo después, fueron la investigación a los guardias y a un abogado vigués, además de a las empresas pantalla), pero también aprovechó para ofrecer a sus socios su infraestructura para adulterar la cocaína. 

Paquetes adosados a gambas
La cocaína que pretendía introducir en Galicia el grupo criminal desarticulado entró en el Puerto de Marín oculta entre gambas congeladas. En concreto, fueron hallados 814 paquetes en el remolque de un camión que fue trasladado desde O Morrazo hasta A Coruña.

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