Opinión

El arte del pintor Manuel Torres (y III)

Uniéndome al reconocimiento que le hace el Concello de Marín con la programación del Año Torres, hoy doy por finalizado el repaso capitulado a la vida artística del pintor más relevante en la historia de Marín y uno de los de mayor reconocimiento en Galicia: el marinense Manuel Torres Martínez (1901-1995). En este último capitulo abordo el discurrir artístico desde los años cuarenta hasta los noventa. 

Después recuperar la plaza de maestro en Marín de la que había sido privado, por su afinidad política con el grupo de los Renovadores, trasladándolo a A Cañiza, Manuel Torres, vuelve a retomar la actividad pictórica que la prolonga hasta su jubilación. Paralelamente se relaciona con otros artistas e intelectuales pontevedreses con los que participa en las ‘tertulias’ del Café Savoy al mismo tiempo que colabora con sus viñetas y dibujos en numerosas revistas culturales del momento, que dejaban ver su admiración por el estilo de Castelao. 

Tras las experiencias con el óleo y la acuarela logra sus mejores obras: Siesta, Peixeira, Muller sentada, Descanso, Romería... en las que "emprega as cores máis vivas e o dibuxo máis expresivo..." "As paisaxes serán un tema constante na pintura de Manuel Torres. Son cuadros cheos de frescura, xeralmente un resultado dun modo subxectivo de velas cousas..." (GEG Silveiro Cañada). 

Entrando ya en los años sesenta y con motivo de su jubilación, Manuel Torres, intensifica su dedicación al arte y sus inquietudes le llevan a explorar otras técnicas, como el "óleo rascado" sobre formica. Su vitalidad y el renovado espíritu creativo le llevan a duplicar su obra y sus exposiciones, que en esta nueva etapa destaca la que comparte en 1967 en Madrid con relevantes artistas como Colmeiro e Laxeiro. También participa en varias Bienales de la Diputación de Pontevedra, en una de las cuales obtiene la Medalla de Prata por su obra Peixeiras

Toda una vida dedicada al arte trasladando a través de la pintura sus sentimientos más profundos hacia su villa natal y Galicia le han hecho merecedor de toda clase de elogios, premios, distinciones y reconocimientos de los que comienza a disfrutar a partir de los años ochenta. Marín le organiza un homenaje exponiendo una muestra antológica que se repetirá en Pontevedra (Bienal 1982). En 1990 Caixavigo lo incluye en su muestra de Grandes Artistas Galegos (1987). Sus cuadros están en todas las pinacotecas de Galicia y en instituciones oficiales, museos y colecciones particulares. 

En 1992 es nombrado Fillo Predilecto de Marín en un solemne acto al que asistieron numerosas personalidades del mundo del arte y de la cultura, entre otros, el profesor José Filgueira Valverde (que calificó el nombramiento como "justo reconocimiento a la armonía que ha habido siempre entre el artista y su villa natal") y el ilustre galego y pintor Laxeiro con el que tenía una profunda amistad. El Museo Municipal Manuel Torres de Marín acoge parte de su obra, donación propia que lo inmortaliza.

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