Así empezó todo

Un llamamiento en las redes disparó la solidaridad en medio de la crisis sanitaria ▶Lejos de menguar, el movimiento crece

 

Trabajadoras del Hospital Provincial agradecen las muestras de cariño de los ciudadanos con una pancarta. RAFA FARIÑA
photo_camera Trabajadoras del Hospital Provincial agradecen las muestras de cariño de los ciudadanos con una pancarta. RAFA FARIÑA

Espontáneo y desde el fondo del corazón. Como casi todas las cosas inesperadas pero excelentes. Así nació el movimiento solidario que ya para siempre caminará aparejado a la mayor crisis sanitaria vivida en el planeta después de las dos guerras mundiales. Un llamamiento en las redes a los escasos tres días de confinamiento asomó a la ventana a miles de españoles en un gesto de agradecimiento a los sanitarios que velan, aún a riesgo de sus vidas, para salvar a los infectados por el coronavirus. La ovación atronó en los medios de comunicación y, en pocos días, se multiplicó hasta llegar a millones de hogares en todo el país. Hoy es ya una cita ineludible, cada jornada, a las ocho en punto.

Aplausos desde un balcón en Pontevedra. RAFA FARIÑA

Pero el arranque de solidaridad fue también un punto de partida. El conmovedor homenaje rendido por los ciudadanos, primero hacia los sanitarios y enseguida extendido a todos los trabajadores que siguen haciendo posible el día a día, fue la mecha que prendió la llama de los gestos en favor de la comunidad. Centenares de empresarios, profesionales de todo tipo y particulares se han volcado en estos dos semanas para prestar servicio a la colectividad. Cosiendo mascarillas, fabricando protectores faciales y tejiendo trajes de seguridad, los españoles tratan de solucionar un problema de país al que el Gobierno no es capaz de abarcar en su totalidad. Unos ayudando a otros. El eterno lenguaje de los gestos que imprimen carácter. Solidaridad nacional e internacional. El mejor ejemplo a seguir, también para los políticos.

Fueron esos movimientos solidarios de los ciudadanos particulares los que acabaron arrastrando a las administraciones, a los colectivos sociales y al movimiento asociativo. Fue un país volcado con sus paisanos. En medio de las nuevas medidas de restricción y por delante de las decisiones de los gobiernos, los vecinos y las vecinas reivindicaron con sus pasos al frente que no hay razón alguna para dejar solos a los más necesitados.

Así comenzó todo lo demás. En estos días se han hecho públicas aportaciones económicas de empresarios, de entidades financieras, iniciativas sociales o culturales abiertas y gratuitas, además del trabajo altruista de muchos en beneficio de otros.

En unos días en los que hasta el duelo por los muertos duele distinto, el auténtico oxígeno para la Covid-19 se llama solidaridad.

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