San Benitiño se especializa en coronavirus

La imagen del santo máis milagreiro celebró su romería con un plástico protector y sin salir en procesión
David 13 horas. San Benitiño de Lérez. Devotos y ambiente, sábado, 11 jul · 12:45–13:45
photo_camera La imagen de San Benitiño, cubierta con un plástico. DAVID FREIRE

El 11 de julio aparece marcado en rojo en el calendario de la Boa Vila como una de sus dos jornadas festivas locales (junto al Miércoles de Ceniza). Ese día se celebra la tradicional romería de San Benitiño de Lérez, una cita que este sábado presentó una estampa atípica a causa de las restricciones impuestas por el protocolo de seguridad para la contención del coronavirus: sin la degustación de mejillones y empanada que organizaba el Concello en la playa fluvial, un máximo de 125 devotos en cada una de las misas y con un acceso al monasterio del Divino Salvador sin los habituales puestos de venta de rosquillas y de otro tipo de productos que solían adquirir los feligreses que asistían a las celebraciones eucarísticas. 

A pesar de que el buen tiempo se mantuvo durante todo el día, la afluencia de romeros disminuyó de forma ostensible con respecto a años anteriores, sin la aglomeración de devotos que solían esperar junto a la entrada principal del templo a que comenzara la siguiente misa. Las liturgias, con el aforo limitado, redujeron su duración (se eliminó la predicación) para permitir la operación de desinfección de bancos y de demás mobiliario que un equipo de voluntarios de la parroquia realizó al finalizar cada eucaristía. 

Los devotos se encontraron, nada más entrar en el monasterio, con una estampa que era el fiel reflejo de la situación de alerta sanitaria provocada por la Covid- 19: por primera vez en la historia de la celebración de la romería de San Benitiño, la imagen del máis milagreiro estuvo recubierta con un plástico protector. Además, se eliminaron dos de los rituales con los que los creyentes interperlaban al santo para que les librase de las dolencias de carácter dermatológico que padecían, sobre todo de las antiestéticas verrugas y de los eccemas: se prohibió frotar la imagen con un pañuelo o una estampa y se suprimió el rito de pasar bajo un altar situado en uno de los laterales de la iglesia. Asistir a misa, entregar los exvotos de cera (ofrenda realizada en cumplimiento de una promesa o en agradecimiento por un favor recibido) y adquirir el aceite bendecido y quemado fueron las únicas opciones disponibles.

Carmela Reboredo, que desde hace décadas se encarga de ayudar a los feligreses con el ritual de pasar el pañuelo o la estampa por la imagen de San Benitiño y colgarle en el manto los billetes entregados como ofrenda, asegura que ha sido una romería "muy triste" para todos los creyentes y aún más si cabe para los vecinos de Lérez. "Tengo un nudo en el estómago, pero confío en que San Benitiño nos proteja para que la romería de 2021 recupere la normalidad".

En este sentido, indica que en esta ocasión muchas de las personas que acudieron a las celebraciones religiosas incluyeron en sus peticiones al máis milagreiro que les protegiese del coronavirus. "Dicen que a ver si el santo nos ayuda a superar esta pandemia y no tenemos que volver al confinamiento", explica Carmela Reboredo.

En principio fue el propio San Benitiño quien se confinó en el templo, del que no salió en procesión para evitar la acumulación de devotos y evitar el riesgo de contagio.

Amador Porta, propietario del único puesto instalado junto al monasterio (Pulpería Porta), se lamenta de los perjuicios económicos que le está generando la crisis de la Covid-19. "A las empresas que nos dedicamos al mundo de las romerías no nos está resultado fácil resistir", subraya.

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