Blog | Crónicas y perfiles

Barreiro Cabanelas, "nai, non me espere, viaxo á emigración"

"Nai, non me espere, viaxo á emigración", esta fue la nota que dejó a su madre Manuel antes de viajar a Brasil y convertirse en un hombre inmensamente rico que repartió buena parte de su fortuna entre los más necesitados

Manuel acompañado de la hija de esta
photo_camera Manuel acompañado de la hija de esta. CRISTINA VILLAVERDE / A PEDREIRA

EL PERSONAJE del que Covelo es una pequeña población montañosa bañada por el río Verdugo y al pie del monte do Cando que pertenece al Concello de A Lama, en la que nació Manuel. Un niño muy humilde que soñaba con tener una vida mejor y que en poco tiempo se volvió inmensamente rico.

Manuel Barreiro Cabanelas, hijo de Miguel Barreiro Pracías y de Rosa Cabanelas, nació en Laxedo en San Sebastián de Covelo (A Lama) el 11 de julio de 1867. Era el mayor de cuatro hermanos Miguel, José y Francisca a la que adoptaron. Su padre era canteiro, profesión muy extendida en la zona y mientras trabajaba en los alrededores de A Lama y norte de Portugal, su madre se encargaba de la gestión de la casa y de los animales.

En aquellos tiempos A Lama era una zona rural en la que sus habitantes se dedicaban preferentemente al duro trabajo en el campo y la cantería. Manuel trabajó desde muy pequeño ayudando a su madre con el pastoreo las reses en el monte do Cando y al cuidado de las veigas, mientras su padre trabajaba en la construcción del ferrocarril en Portugal. Cuando su padre Miguel cayó enfermo con tuberculosis el pequeño Manuel caminaba una vez por semana dos horas hasta llegar a Ponte Caldelas para comprar medicinas; esta ruta se conoce hoy como ‘camiño Cabanelas’.

Su padre, consciente de las poca salidas laborales que tendrían sus hijos, ahorró unas libras de oro para facilitarles estudios en el Instituto de Pontevedra o que tuvieran la posibilidad de emigrar a Brasil, ya que así les daría una mejor oportunidad en la vida; pero Miguel fallecía muy joven y su madre se quedó sola con cuatro hijos menores de edad. El 9 de marzo de 1883 Manuel, sin avisar a su madre, decidió disponer de las libras de oro y con 16 años salió de casa para llegar caminando a Lisboa y desde allí embarcarse hacia Río de Janeiro, lugar al que llegaría un mes después con los ahorros de su padre.

En Brasil, al igual que Ellis en Estados Unidos, a los emigrantes los desembarcaban previamente en una isla, en donde si todo estaba en regla, papeleo y revisiones médicas, les abría las puertas de entrada al país. En aquellos años Brasil estaba bajo el gobierno del emperador Pedro II casado con la napolitana Teresa de Borbón y dos Sicilias.

Su primer trabajo a llegar al continente fue como cajero en un almacén del puerto pero, como cuando agotó sus ahorros subsistía a duras penas, consiguió otro trabajo de venta de lotería en el centro de la ciudad . A partir de ese momento comenzó a prosperar poco a poco como cualquier inmigrante. Gracias a su relación con el empresario italiano Giusseppe Strada Strada consiguió regentar una administración de lotería y poco después ganó un sustancioso premio de la popular lotería de ‘O Bicho’ que promovía el barón de Drummond.

Durante este tiempo Manuel había hecho buenas amistades en la ciudad hasta el punto que con 20 años fue admitido de la mano de Strada en el hermético club de irlandeses independentistas ‘Los Fenianos’ de Río. Cuando ganó el premio de la lotería tenía dinero y buenos contactos así que, con una excelente visión y sus estratégicas relaciones, entre ellas la del barón de Drummond, invirtió en tierras que poco después se transformarían en grandes avenidas de la ciudad y gracias a las enormes plusvalías se convertiría en un hombre muy rico.

Retrato
Retrato de Manuel Barreiro. CRISTINA VILLAVERDE / A PEDREIRA
 

El superbanquero diversificaba entonces sus negocios que iban desde el de la moda, el inmobiliario, el de la lotería o en la hostelería. Conoció, sin mediar matrimonio, a la mujer que estaría a su lado toda la vida, Concepción Gómez Rodríguez. Una artista sevillana que entró en su casa acompañada por una hija ya mayor. Se desconoce el motivo por el que Barreiro no se casó con ella, sin embargo sí trató a la hija de Conchita como a una hija propia. De la familia de Manuel se sabe que su hermano Miguel había viajado a Brasil y vivía con él y José, que participó en la guerra de Cuba, fue el único que lo visitó pero retornó a Pontevedra. Aunque Manuel viajó por primera vez a Galicia en 1899 no llegó a tiempo de abrazar a su madre que había fallecido dos años antes en Covelo acompañada por su hija Francisca.

Cuando comenzó la Guerra Civil española Manuel, que estaba en Galicia, hizo importantes donaciones económicas a los dos bandos al no tener claro cuál de los dos vencería. Esto da una idea de cómo se movía entre las élites y cómo planificaba sus relaciones. Según consta en una carta original en el Museo de Pontevedra en diciembre de 1936 escribió al director gerente del Banco de España para dar instrucciones sobre 100.000 pesetas que ordenó fueran destinadas para el Hospital de Pontevedra, 20.000 pts. para el Asilo de Ancianos y 10.000 pts. destinadas a la Inclusa. Como reconocimiento a esta donación existe una estatua en la entrada del Hospital Provincial, obra de Francisco Asorey en 1942 que representa a San Sebastián, dedicada a la memoria de Barreiro Cabanelas.

Durante toda su vida donó enormes cantidades de dinero para la beneficencia en Río, donde construyó una residencia de ancianos, a Cuba durante la guerra y a Pontevedra. Ejemplo de sus espléndidos regalos en A Lama fue la construcción de un colegio, las Colonias Escolares Barreiro Cabanelas, casas que regalaba a los que se instalaban en la comarca, dinero que repartía entre las familias que tenían hijos, la construcción de fuentes, regadíos, reforestación, obras de saneamiento, canalización de aguas y de planificación urbanística.

Al conde de Cabanelas, título que no llegó a formalizar, la muerte le sobrevino en el asilo de Río de manera misteriosa el 22 de agosto de 1950 y, aunque tenía 83 años, sus amigos se sorprendían y algunos sospechaban. Tanto su vida, como la relación con su tierra, tuvo sus luces y sus sombras pero hoy quedan pocas personas que puedan aclarar ciertas dudas.

Mi agradecimiento a Cristina Villaverde Ruibal, especialista en la figura de Barreiro Cabanelas, que ha publicado varios trabajos en A Pedreira, interesante revista que edita o Concello de A Lama, por el material facilitado para escribir estas líneas.

Sala de niños del Hospital Provincial
Sala de niños en el Hospital Provincial. SERVIZO DE PDB DA DEPO

Comentarios