El BNG rompió este domingo con la tradición no escrita de valorar los resultados electorales antes que el líder del partido. Pontevedra se saltó el guión que marca Santiago por la "alegría" de unos resultados históricos en el partido. Lo hizo por boca de Miguel Anxo Fernández Lores, alcalde de ciudad, que se dirigió a militantes y simpatizantes subido a una caja de cerveza, como ya es habitual, a pesar de que de algunos miembros de la formación nacionalista reclamaban que el regidor se subiera a una escalera, un símbolo del techo que acaba de romper el Bloque.
Lores se dirigió al público en compañía de su equipo, con Raimundo González a su derecha y Anabel Gulías a su izquierda. "Había tempo que non tiñabamos unha alegría", manifestó. "Dentro do BNG hai xente máis pesimista e menos pesimista. Eu pensei que íamos chegar aos 20 (diputados)", dijo entre risas.
El alcalde capitalino, que estuvo acompañado por parte de su familia y por otros compañeros en el gobierno local como Cesáreo Mosquera, Demetrio Gómez Junquera, Pilar Comesaña y Carmen Fouces, agradeció el trabajo de las bases. "Isto posiciónanos como segunda forza e como alternativa de goberno. Cunhas expectativas excepcionais", dijo para luego alabar el resultado electoral "impresionante" en A Canicouva y en una parroquia próxima, la de Ponte Sampaio, que estuvo en el foco de la polémica por la supresión del médico en el consultorio. "Perdemos por só dous votos. Iso é histórico", dijo sobre el recuento en este núcleo rural, feudo del PP.
