El buen tiempo de la jornada dominical, con el mercurio rozando los 30ºC en las horas centrales de la jornada, volvió a animar a pontevedreses y turistas a disfrutar de las playas, lo que provocó retenciones en las principales arterias que conectan con los arenales de la comarca.
A mediodía, los mayores problemas volvieron a sucederse en la Autovía do Salnés en dirección Sanxenxo, como viene sucediendo a lo largo de todo el verano. Pese a que el tráfico era fluido hasta la salida de Sanxenxo, a partir de ese punto llegó a haber retenciones de varios kilómetros hasta el final de O Grove, lo que confirma A Lanzada como el principal destino de los bañistas.
Esto se produce por el efecto embudo que tiene lugar al incorporarse los vehículos a la VG-4.1, ya que los carriles se reducen, pasando de dos en cada sentido a tan solo uno en el tramo que conecta Sanxenxo con O Grove. Además, se trata del único acceso rodado al istmo grovense que existe, lo que acaba convirtiendo la carretera en una "ratonera" para los vehículos que acceden a ella.
Sin embargo, aquellas personas que optaron por buscar un vial alternativo para intentar evitar las retenciones no tuvieron suerte en su elección, porque la vuelta de las playas también provocó atascos y tráfico lento en la PO-550 por la zona de Vilalonga y Noalla.
Las retenciones también se produjeron al mediodía en la variante de Marín, sobre todo en el tramo que va desde la rotonda de Ardán hasta Loureiro, en dirección Bueu. Las colas kilométricas y el atasco en los principales viales volvieron a repetirse a última hora de la tarde, cuando los bañistas abandonaron los arenales para dirigirse a casa.
Además, el corredor de O Morrazo también sufrió graves colapsos a última hora de la tarde de ayer, con embotellamientos kilométricos registrados en dirección a Vigo, que iban aumentando en cada una de las incorporaciones desde las zonas costeras.
