La Policía se lleva varios objetos de la casa de los Araújo pero no halla el cuerpo de Sonia

Treinta agentes de Pontevedra y Madrid inspeccionaron el pozo y la fosa séptica, peinaron el terreno anexo con un georradar y cavaron a pico y pala durante todo el día en busca de indicios de la desaparición

Un momento del registro, en presencia de Julio Araújo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO - Caso Sonia Iglesias
photo_camera Un momento del registro, en presencia de Julio Araújo. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Dos amplios informes de la Policía Nacional, uno elaborado en la Comisaría Provincial de Pontevedra y otro en la Unidad de Homicidios y Desaparecidos de Madrid, han llevado a la titular del Juzgado de Instrucción 3 de la Boa Vila a reabrir el caso Sonia Iglesias. Las diligencias, que llevan varios meses reactivadas, devolvieron al centro de todas las miradas a Julio Araújo, expareja de la desaparecida, en la jornada del martes, con el espectacular registro y rastreo que, en su presencia, llevó a cabo un amplio equipo de especialistas en una de las viviendas de su familia, la que posee en el barrio de San Mauro. La inspección, minuciosa, sirvió para que los agentes hallasen algunos vestigios que serán objeto de un minucioso análisis. Sin embargo, al cierre de esta edición no se había producido noticia alguna acerca de la aparición de restos humanos de la exdependienta de Massimo Dutti.

Se da la circunstancia de que la vivienda que el martes fue objeto de registro (para este miércoles se esperan movimientos en otros puntos) fue el domicilio familiar de Sonia Iglesias y Julio Araújo durante unos meses, aunque rápidamente se trasladaron al piso del barrio de Campo da Torre, donde vivían en el momento de la desaparición de la joven, el 18 de agosto de 2010.

La propiedad, que consta de casa y dos fincas anexas, había sido objeto de un registro en su día, con el hallazgo de una pistola como elemento esencial. Sin embargo, en aquella ocasión, pocos días después de la ausencia de Sonia, los agentes inspeccionaron el edificio, pero no contaban con indicios que avalasen un rastreo como el que se comenzó a realizar este martes en las parcelas exteriores del inmueble.

El fiscal jefe de la Audiencia Provincial, Juan Carlos Aladro, que coordina las investigaciones desde un primer momento, solicitó a la jueza varias diligencias en los últimos meses. Lo hizo en base a las informaciones que le aportó un equipo específico de agentes de la Policía Judicial de la Comisaría de Pontevedra, que llevan meses trabajando en exclusiva en la misteriosa desaparición que mantiene en vilo a la sociedad de la capital provincial desde hace siete años y medio.

De todas ellas, la más importante es la que se está desarrollando en estos momentos, en busca del cuerpo de la joven o, en su defecto, de algún rastro que pueda aportar una pista fiable para dar con él o con la persona o personas relacionadas con lo sucedido.

La Policía Nacional ha desarrollado un intenso trabajo de investigación dirigido por uno de los agentes más experimentados de la Boa Vila, con el apoyo de un agente especializado de Vigo y dos unidades más, todos ellos con dedicación exclusiva a las citadas pesquisas.

LOS TRABAJOS. La jornada del martes comenzó muy temprano para los agentes de la Policía Nacional, que comenzaron por acordonar una amplia franja de terreno en los exteriores de la vivienda que iba a ser objeto de registro.

Las inmediaciones de la capilla de San Mauro (la casa de los Araújo está justo a su lado) se convirtieron en un búnker durante toda la jornada, con presencia de agentes que intentaban evitar la presencia de medios gráficos y de curiosos en las cercanías del lugar que estaba siendo registrado.

Todas las patrullas que se encontraban de servicio en la Comisaría apoyaron a los citados miembros de la Policía Judicial, al frente de las pesquisas. Estos, a su vez, echaron mano de dos grupos de especialistas procedentes de la Comisaría General con sede en el barrio madrileño de Canillas: la unidad de Subsuelo y el Grupo Operativo de Investigación Técnica (GOIT).

Los primeros, provistos de un georradar, peinaron la finca anexa a la vivienda, en primer lugar, y una parcela colindante, a continuación, sin obtener, aparentemente, resultados concluyentes.

Los segundos, especialistas en alcanzar los puntos de más difícil acceso en busca de personas o de sustancias estupefacientes (en el caso que nos ocupa, de los restos de Sonia Iglesias) trabajaron en varios puntos. Por una parte, en el pozo, por otra, en el interior del inmueble, y por último, en la fosa séptica de la propiedad.

Para ello, contaron con la colaboración de varias dotaciones del Parque Municipal de Bomberos de Pontevedra, que acudieron sobre las 12.00 horas para achicar el agua, una maniobra imprescindible para que los citados especialistas del GOIT pudiesen trabajar en unas condiciones óptimas.

En el minucioso registro, que se extendió durante toda la jornada, estuvieron presentes varios miembros de la familia Araújo, si bien la persona que permaneció desde la mañana hasta la noche (con un parón a mediodía para comer) fue Julio Araújo, el excompañero sentimental de la joven desaparecida y el único individuo que fue investigado en su día por estos hechos, aunque más tarde exonerado ante la ausencia de indicios contundentes que le incriminasen.

Araújo permaneció tranquilo a lo largo del día y se mostró colaborador con los agentes.

Los trabajos llevados a cabo el martes continuarán en las próximas horas, aunque la Policía planea desplazarse a otros puntos de Pontevedra o los alrededores en busca de algún indicio.

La Policía Científica se llevó varias cajas y otros objetos para analizarlos al detalle
Agentes de la Brigada Provincial de Policía Científica de la Policía Nacional de Pontevedra se llevaron varias cajas y otros objetos del interior de la vivienda con el objetivo de someterlos a un análisis más minucioso en los laboratorios de la Comisaría. Los hallazgos se produjeron a primera hora de la mañana y a media tarde.
La jueza abrió el caso a mediados de 2017 ante los indicios que aportó la Comisaría
La titular del Juzgado de Instrucción 3 de Pontevedra, especializada en los asuntos relacionados con la violencia machista, decidió reabrir el caso a mediados de 2017 a instancias del fiscal jefe, Juan Carlos Aladro, que le presentó una serie de indicios aportados por la Policía Nacional que podrían arrojar luz a lo sucedido con Sonia.
Cuatro agentes trabajan con dedicación exclusiva desde hace meses
La Policía Judicial de Pontevedra ha ordenado a cuatro investigadores especialistas en desapariciones que se dediquen en cuerpo y alma al caso Sonia. Todos ellos llevan varios meses trabajando en exclusiva para el asunto, y fruto de esas pesquisas han obtenido los datos necesarios para conseguir la reapertura de las diligencias judiciales.
Los agentes hallaron una pistola en un anterior registro en el mismo inmueble
La Policía Nacional halló una pistola en el anterior registro efectuado en el inmueble de la calle San Mauro, realizado poco tiempo después de la desaparición de Sonia. Sin embargo, en aquella ocasión los investigadores no prestaron atención a la finca ni a las parcelas anexas que ahora están siendo objeto de un minucioso rastreo.

Con la ayuda del georradar

Dos agentes utilizan el georradar. JAVIER CERVERA-MERCADILLO - Caso Sonia Iglesias
La investigación llevada a cabo este martes en San Mauro contó con la participación de varios agentes de la Unidad de Subsuelo de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, con sede en Madrid. Especializados en el rastreo de superficies, cuentan con la inestimable ayuda del georradar, un aparato de sofisticada tecnología que se ha convertido en los ojos de los policías bajo la superficie terrestre.

El georradar o GPR –por sus siglas en inglés, correspondientes a Ground Penetrating Radar– es un radar de penetración terrestre. Su principal función es localizar objetos, estructuras o cavidades por debajo del nivel del suelo.

El aparato está formado por un ordenador con un programa informático especial. Este está conectado a su vez a una unidad central y a unas antenas que detectan los puntos donde la tierra ha sido removida e identifica la localización de fosfatos y por lo tanto de huesos.

Finalmente, en una pantalla muestra unos diagramas de colores, donde cada color representa un material distinto y su espesor. Este aparato aparece en las crónicas de sucesos del país con una relativa frecuencia desde hace unos años, pero es en Estados Unidos donde se emplea más frecuentemente en las búsquedas de cadáveres.

EN COTOBADE. El georradar también se llegó a emplear en la búsqueda, en el año 2011, de los restos de la funcionaria María José Arcos. El rastreo se efectuó en la finca que el entonces imputado por el crimen, un cámara de TVE, tenía en el concello de Cotobade. Sin embargo, las indagaciones no dieron resultado positivo y no se llegó a localizar ningún hueso humano. Más éxito tuvo en Tarragona para determinar el sitio donde habían sido enterrados los cadáveres de Julia Lamas y Maurici Font a manos, presuntamente, del exmarido de la primera.

Actualmente los georradares cuentan con una tecnología de enorme precisión y alta resolución, lo que los convierte en una herramienta muy versátil y recurrente. Entre sus ventajas cabe destacar su alcance, mucho mayor que con otro tipo de detectores, la calidad de los datos que obtiene y la facilidad para interpretarlos gracias a los gráficos cada vez más sofisticados y completos. Su uso se extiende a una amplia variedad de campos: agrónomo, construcción, etc.