Opinión

Calorcillo

QUÉ GUSTO volver a emplear esta palabra, calorcillo, tras meses de agua y frío, sin ver el sol! Especialmente marzo, metamorfoseado en enero, fue de garabatillo. Tampoco abril parecía prometer demasiado, pero en su segunda mitad dio un giro radical y nos trajo días que reconfortan el ánimo y
templan el cuerpo. La Naturaleza, hasta ahora con un ritmo lentísimo por la inclemencia del tiempo, se apresura a brotar, y a crecer, espoleada por este calorcillo y bebiendo lo que le apetece del agua acumulada en el subsuelo. Calorcillo, sí, aunque a algunos, sobre todo por el desentrenamiento, les pueda parecer verdadero calor. Pero éste solo empieza a partir de los treinta grados.

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