El cambio de la ordenanza para que los pontevedreses solo paguen por el agua que consuman sigue en estudio en el Concello. La eliminación de los consumos mínimos que ahora pagan las viviendas (15 metros cúbicos) y los negocios (45 metros cúbicos) es una de las mejoras del nuevo contrato de abastecimiento, que el pasado mes de octubre cumplió dos años. Su gestión le corresponde a la empresa Viaqua, que mantendrá la concesión durante 20 años, esto es, hasta 2038.
La reforma del reglamento aún sigue pendiente. Y, con toda probabilidad, no será aprobada durante el presente ejercicio, tal y como el pasado mes de junio anunció el concejal de Facenda y responsable de la concesión del agua, Raimundo González Carballo.
Una de las novedades incluidas en el contrato de Viaqua tiene que ver con los contadores domésticos y las acometidas, cuyo mantenimiento dejaría de depender de los clientes y pasaría a ser responsabilidad de la adjudicataria, que debería hacerse cargo de su conservación y reposición.
OTRAS MEJORAS. El nuevo contrato del agua, contra el que recurrieron sin éxito dos licitadoras del concurso, anunció una lluvia de mejoras y proyectos extra de los que todavía no ha habido noticias. Entre ellos figura la construcción de una minicentral hidroeléctrica en el Lérez o la creación de una unidad de control de vertidos.
En la relación también se incluyen la instalación de un sismógrafo en el embalse de O Pontillón do Castro; la renovación de la flota de vehículos de la concesionaria; el aumento de la plantilla del servicio en 13 personas; la creación de un fondo social para vecinos sin recursos; la transformación del viejo depósito de San Amaro en una exposición permanente de uno de los padres del abastecimiento de Pontevedra, el arquitecto Alejandro Rodríguez Sesmero; la mejora del sistema de iluminación de la Estación de Tratamiento de Agua Potable del Lérez o la instalación de un cargador de móviles en la ciudad que utilizaría la energía hidráulica para producir energía.
