Blog | Estoy Pensando

Cambio santo por plaza

Publicaba hace unos días Lois Caeiro un texto delicioso en el que describía un encuentro que tuvimos ambos y Miguel Ángel Rodríguez en Pontevedra. "En una sobremesa calurosa, en la Ferrería de Pontevedra, Rodrigo Cota colocó a Pedro de Mezonzo sobre la mesa", empieza, y volveremos luego a ese arranque magistral, pues en base a él elaboraré las conclusiones de mi defensa.

Cierto que San Pedro de Mezonzo fue puesto sobre la mesa, pues andaba yo preparando un artículo sobre el personaje gallego, autor de una de las oraciones más famosas de la cristiandad. Me recuerda el testigo que Caeiro nos dijo en esa conversación que el buen santo era convecino suyo, de Curtis. No sé por qué, al escribir mi texto, hice a Mezonzo natural de A Estrada. A saber de dónde saqué el dato falso, pues llevo todo el día revisando mis fuentes y en ninguna de ellas aparece A Estrada como cuna del santo. Sospecho que, bien me lo inventé, bien se me cruzó A Estrada por la cabeza en el momento de escribir.

No obstante, no hago más que sufrir las consecuencias de un error cometido hace casi mil años, que es el de ponerle ese nombre a un santo. Si le hubiesen llamado San Pedro de Curtis no hubiera cometido ese error. Así que les debo una disculpa a todos los lectores y lectoras, empezando por los vecinos de Curtis, cuyo patronímico desconozco por desgracia, pues me vendría muy bien ponerlo aquí. Y más específicamente a los naturales de Chacente, parroquia de Santalla. Y en particular a Caeiro, que tiene toda la razón en sentirse agraviado y hace estupendamente en rectificarme, pues a nadie le gusta que le roben a un santo, y menos a un santo como Pedro de Mezonzo. Pero no, no hay disculpa que valga. Las hemerotecas quedan ahí y cualquier terrícola podrá encontrarse con mi artículo algún día y pensar que el santo era de donde no era. En estas cuestiones de santos la precisión es obligada.

"En una sobremesa calurosa, en la Ferrería", empezaba Caeiro. Es cierto que la tarde era calurosa, como es exacto todo lo demás salvo una cosa, pues el cordial encuentro no se celebró en la Ferrería, sino en la Estrela. La Praza da Estrela es muy querida por los pontevedreses, como lo es San Pedro para los vecinos de Curtis, y otra vez me falta el patronímico. Es muy querida, digo, porque todos los pontevedreses nos hemos caído alguna vez, de niños o de adultos, en la enorme fuente con forma de estrella que se encuentra en medio y medio de la plaza. Allí nos hemos dejado unos la infancia y otros la madurez, pues cuando alguien cae en la fuente los presentes hacen burla de él y ríen abiertamente. Caer en esa fuente es para un pontevedrés como un rito de iniciación, y ver caer a otro es motivo de festejo. Así que con gusto devuelvo a Caeiro a Pedro de Mezonzo para que lo restituya en Curtis, siempre que a cambio él me haga entrega de nuestra plaza, que ayer por la tarde pasé por ahí para ver si sigue en su lugar y no, ya no está.

Comentarios