PONTEVEDRANDO... Librería Cao

Cao de toda la vida

Laura Carrasco vende libros en su tienda digital y desde hace años se han especializado en el libro antiguo
Laura Carrasco en la Librería Cao. RAFA FARIÑA
photo_camera Laura Carrasco en la Librería Cao. RAFA FARIÑA

FUE EN 1948 cuando Dámaso Carrasco fundó la que hoy es la librería más antigua de Pontevedra, Cao. Dámaso venía de Zamora, donde se había librado por los pelos de una condena a muerte por republicano, algo que no estaba muy bien considerado en Zamora por aquella época. El nombre de la Librería Cao tiene su aquél. Su primer local fue en A Peregrina y la fachada era tan pequeña que no cabía un nombre largo, así que Dámaso miró a su alrededor y le puso el apellido de su cuñada. 

Así que en Pontevedra tanto la librería como sus clientes llevamos más de setenta años rindiendo homenaje a la cuñada de Dámaso sin darnos cuenta, que si la buena señora se hubiera apellidado Santiesteban, Dámaso no hubiera podido abrir su negocio. 

A Dámaso le sucedieron su hijo Joaquín y su nuera Conchi, que se incorporó a negocio cuando se trasladaron a la plaza de Méndez Núñez, al número 10 de la calle Sarmiento. Era casi una obligación que esa calle tuviera una librería, algo con lo que estaría plenamente de acuerdo nuestro Fray Martín Sarmiento, que otra cosa no haría, pero escribía libros como un poseso. 

Cao es un lugar especial. Allí compraban libros nuestros abuelos y hoy los compran nuestros hijos. También libros prohibidos que se vendían de tapadillo en la trastienda, algunos de los cuales venían de Canarias en cargamentos de plátanos o con algunas hojas chamuscadas tras librarse de las hogueras de la censura. Como en Pontevedra todo se sabe, de vez en cuando aparecían las paredes del comercio con pintadas en las que llamaban rojos a los Carrasco, algo en lo que los Carrasco estaban de acuerdo. No en que les pintaran la fachada, sino en su condición de republicanos comprometidos. 

A partir de los años ochenta, Conchi se puso al frente y desarrolló una actividad frenética, convirtiéndose en un motor cultural de nuestra ciudad, algo que no le hemos agradecido lo suficiente. Fundó la Agrupación de libreros de Pontevedra, que también dirigió, y organizó la primera exposición de libros infantil y juvenil. Todavía hoy sigue participando en todo tipo de actividades hasta donde la salud se lo permite. 

Hoy la librería la regenta Laura Carrasco, orgullosa nieta de Dámaso, hija de Joaquín y Conchi. Hace seis o siete años se vino desde Londres, donde tenía un buen trabajo como directora comercial. Lo hizo siguiendo la llamada de los libros que los Carrasco llevan en las venas. Y su padre, siendo niño, corría en los recreos a la librería y disfrutaba de los libros y de las interminables tertulias que celebraban ahí los pontevedreses más ilustrados, así que era inevitable que Laura no acabara llevando el negocio. 

Hoy, más de setenta años después de que Dámaso la fundara, Cao sigue siendo la Cao de toda la vida aunque ha sabido adaptarse a los tiempos. Vende libros en su tienda digital y desde hace años se han especializado en algo que a mí me encanta, que es el libro antiguo. Esos títulos descatalogados que siguen ahí, compitiendo dignamente contra los best sellers. Y tienen un escaparate temático que cambia cada poco y que es una delicia pasar por ahí sólo por ver a qué lo dedican cada vez. 

Cuando paso por delante me recuerdo entrando ahí hace casi medio siglo de la mano de mi padre, que era un lector compulsivo. Pasaba larguísimos ratos eligiendo y nunca salía de Cao con menos de cinco o seis libros. Aunque yo me aburría soberanamente hoy se lo agradezco, pues ése fue mi primer contacto con la lectura. No comprendía, tardé años en hacerlo, por qué apuraba el paso para llegar ahí ni por qué se le iluminaba la cara al entrar y encontrarse ante tanto libro. Supongo que ahí, en Cao, era feliz viendo libros, comprando libros y hablando de libros mientras yo me desesperaba porque de niño no me interesaban los libros. 

Y eso es algo que le debo a Dámaso Carrasco, a la cuñada de Dámaso Carrasco, al hijo y a la nuera de Dámaso Carrasco y a su nieta Laura, que tras diez años de exitosa vida laboral en Londres lo dejó todo para volver a Pontevedra y encargarse de Cao, donde hace feliz a tanta gente como sus padres y su abuelo hicieron a mi padre. Y debo reconocer que si de algo puedo presumir con orgullo es de que mi padre me obligara a aburrirme en Cao. Eso se lo debo a los Carrasco. 

Comentarios