Las claves de un triunfo para la historia: fe inquebrantable, gen ganador... y Gasol

España se asegura una nueva medalla gracias a un ejercicio formidable de competitividad ante Australia
Los jugadores de la selección española celebran la victoria ante Australia. JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)
photo_camera Los jugadores de la selección española celebran la victoria ante Australia. JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)

Aunque no completó su mejor partido en el Mundial, España volvió a tirar ante Australia de la enorme fe que le ha llevado hasta Pekín, exprimió al máximo su capacidad de sufrimiento, y tuvo a Marc Gasol como capitán general de un ejército que el domingo buscará el segundo título de su historia.

Da igual el rival que tenga delante. No importa que los tiros no entren. En los malos momentos, como los que dejaron dudas en la primera fase o frente a Australia en una semifinal agónica, La Familia volvió a demostrar que por la selección española pasan los años pero no la comunión de un grupo deseoso de nuevos éxitos.

"Cuando peor parecía que iban las cosas, este equipo sacó otra vez su gen ganador, su carácter y su corazón" resumió Sergio Llull en zona mixta. Todo ello lo necesitarán en la final del domingo para subir de nuevo a lo más alto del podio.

Sergio Scariolo lo definió como "una suma de corazón y cerebro", lo que, unido a un carácter y una competitividad que describió como "tremendas", fueron fundamentales ante el combinado australiano.

Como ocurrió en anteriores enfrentamientos, Marc Gasol parecía no tener su día en el Wukesong Sport Center de la capital china. Al descanso había fallado sus cuatro tiros de campo y solo vivía de otros tantos tiros libres.

Pero el seleccionador volvió a recurrir a él cuando más lo necesitaba. Se hizo gigante en la pintura, tiró de muñeca en los momentos calientes y sumó 29 puntos entre la segunda mitad y las dos prórrogas. Su nominación como mejor jugador (MVP) estaba cantada.

A sus 33 puntos -tres triples incluidos- sumó seis rebotes y cuatro asistencias, además del acierto clave desde la línea del tiro libre con los lanzamientos que llevaron el partido a la primera prórroga.

Aún queda el último zarpazo el domingo para reeditar el éxito de Japón 2006, pero con la plaza para los Juegos Olímpicos de Tokio en el bolsillo y una medalla garantizada, la selección española cumplió con creces en un torneo en el que, a falta del partido definitivo, se mantiene invicta con siete triunfos consecutivos.

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