ASÍ LO CONTÓ DIARIO DE PONTEVEDRA EN DICIEMBRE DE 2018

La cocaína viaja hacia Galicia en bodegas de semisumergibles

Los cárteles invierten dos millones de euros en batiscafos que llegan a hundir cuando ya han entregado la droga a los lancheros gallegos ▶ El Loco Barrera, Los Rastrojos y algunos grupos pontevedreses han confesado en distintos foros el empleo de este sistema

Submarino incautado en aguas de Sudamérica y detalle de la droga hallada en su interior. CEDIDAS
photo_camera Submarino incautado en aguas de Sudamérica y detalle de la droga hallada en su interior. CEDIDAS

Las organizaciones de narcotráfico con matriz en Colombia llevan años empleando embarcaciones semisumergibles para el transporte de grandes cantidades de cocaína desde Colombia y Venezuela hasta México y Estados Unidos. Las autoridades del país del Tío Sam han intervenido multitud de batiscafos con las bodegas repletas de droga. "Lo desconocido es el uso de esos submarinos hacia África y Europa". Antonio Duarte, comisario central de Estupefacientes, desvela en el libro Narcogallegos. Tras los pasos de Sito Miñanco (Catarata, 2018) que gran parte del polvo blanco que llega en la actualidad a Galicia y que ha entrado en las rías en los últimos años lo ha hecho a través de este sistema. "Esto ocurre o bien directamente desde Sudamérica o empleando África como puente", añade el máximo responsable antidroga del país, que explica que "es cierto que aquí no se ha incautado ninguno" (con la salvedad del hallado en la ría de Vigo en 2006), pero "sí se han aprehendido en fincas de Surinam y Guayana, los puntos de partida de los alijos que se dirigen hacia Galicia. Además, los últimos grandes narcotraficantes colombianos que han sido detenidos y extraditados a Estados Unidos han confesado que llevan años enviando cocaína hacia las Rías Baixas empleando este procedimiento".

Duarte va un paso más allá e indica que "hay muchas informaciones que apuntan a ello. En Colombia lo dan por hecho y nuestros confidentes nos han asegurado que los lancheros (pilotos de planeadoras), cuando llegan a tierra, explican que han recogido la droga directamente de un semisumergible".

Ricardo Toro, exjefe de la Brigada Central de Estupefacientes
"Los colombianos tienen que invertir mucho para esto, pero para ellos es un gasto mínimo"

Estos artilugios comenzaron a utilizarse en Colombia a mediados de los 90. Transitan muy cerca de la superficie pero no tienen visibilidad ni son detectados por los sistemas de vigilancia, ni siquiera por los radares.

Ingenieros de alta cualificación se encargan de supervisar su fabricación en zonas de la selva colombiana. Cada unidad cuesta al cártel unos dos millones de euros, lo que da una idea de la capacidad económica de estas organizaciones, habida cuenta que en muchas ocasiones acaban hundiéndolas a unas millas de distancia de las costas gallegas, en aguas internacionales, cuando ya están al alcance de las lanchas rápidas. "En ocasiones van acompañadas de un velero para ir disimulando, por si la Policía efectúa un registro, que lo haga al velero y no al submarino", añade el comisario. Este fue el sistema que pretendía emplear el grupo gallego que fue desmantelado en 2006 y cuyo batiscafo, de fabricación artesanal, fue decomisado en la ría de Vigo (donde permanece en la actualidad, en depósito, en las instalaciones de los astilleros Rodman Polyships).

Los narcosubmarinos actuales suelen medir entre 15 y 20 metros de eslora, aunque los hay más pequeños, y logran soportar la presión del agua para sumergirse hasta diez metros en caso de necesidad. "Los testimonios acreditan al 100 por cien que se está enviando droga por esta vía. Los batiscafos están en el delta del Orinoco (allí sí han logrado incautar alguna unidad dirigida supuestamente hacia Europa). Hemos aprehendido barcos con tripulación extra que venía del semisumergible que habían hundido", explica el comisario. Narcotraficantes gallegos como Ramón Canto Nine, conocido por su participación en la operación Destello, lo han contado en varios foros, según el experto policial. Hombres fuertes de los cárteles de Los Rastrojos y el mismo Daniel El Loco Barrera también lo habrían reconocido. "Es muy difícil intervenirlos aquí, porque realizan la mayor parte del trayecto hasta su encuentro con las lanchas".

OPINIONES. Ricardo Toro, jefe de la Brigada Central entre 2008 y 2017, señala en el mismo libro que "los grupos colombianos tienen capacidad para ello. Son artilugios con no demasiada seguridad. Tienen que invertir mucho dinero, pero eso es un gasto mínimo para ellos teniendo en cuenta lo que ingresan tras cada alijo".

Luis Uriarte, exfiscal Antidroga de Pontevedra
"Un submarino atravesando el océano son palabras mayores, pero en la Fiscalía he oído de todo"

Luis Uriarte, fiscal Antidroga de Pontevedra entre 2010 y 2017, añade que "un submarino atravesando el océano son palabras mayores, aunque en el tiempo que he estado en la Fiscalía he oído de todo".

Un conocido narcotraficante gallego va un paso más allá y otorga "preferencia" a este sistema en cuanto a la droga dirigida hacia Galicia desde el año 2010. "Se metían más de 30.000 kilos al año".

CARACTERÍSTICAS. Los narcosubmarinos, que han ido alternándose con embarcaciones de perfil muy bajo que transitan a gran velocidad sin apenas elevarse sobre la superficie, se llevan empleando desde principios de siglo, si bien sus características han ido evolucionando con el paso de los años. Más allá del rudimentario intento de los gallegos (que contaron con el apoyo económico de un cártel colombiano) cuyo vestigio se halla en Rodman Polyships, conviene explicar que las primeras unidades que viajaban hacia África y Europa, por una parte, y hacia Estados Unidos, por otra, no tenían capacidad para sumergirse completamente. Con el paso del tiempo, los cárteles fueron mejorando sus prototipos y con la ayuda de las nuevas tecnologías construyeron batiscafos con capacidad para navegar a unos 12 nudos y para sumergirse a unos ocho metros bajo el mar.

La DEA (Drug Enforcement Administration), consciente del problema, organizó en 2010 el primer equipo especial dedicado a la persecución y búsqueda de estos artilugios allá donde se construyen, dadas las grandes dificultades para localizarlos una vez que han partido de Sudamérica cargados de cocaína. Los más recónditos manglares del Noroeste de Colombia son uno de los escenarios empleados para su construcción, en astilleros improvisados en plena selva y con salida directa a canales navegables.

Antonio Duarte, comisario Central de Estupefacientes
"Los testimonios acreditan al cien por cien que se está empleando esta vía. Muchas veces hunden el submarino y la lancha regresa a la ría con los gallegos, los colombianos y la cocaína"

El cártel de Los Rastrojos, uno de los principales socios de los gallegos desde hace varias décadas, cuenta con centenares de hombres armados con fusiles de asalto y rifles Kaláshnikov para proteger las embarcaciones que, según la DEA, son construidas por ingenieros, algunos de ellos procedentes de Europa del Este.

Los primeros semisumergibles interceptados por la agencia norteamericana eran aún rudimentarios, si bien ya tenían capacidad para viajar bajo la superficie. Los actuales batiscafos están dotados de alta tecnología e incluso disponen de ciertas comodidades para sus ocupantes (que ahora son entre cuatro y seis mientras antes eran entre uno y tres). Se han localizado artefactos de más de 30 metros de eslora, lo que les permite transportar entre siete y diez toneladas de cocaína. Los primeros aparatos que se construyeron no alcanzaban el millón de euros de valor; los actuales cuestan más del doble.

LOS SUELDOS. Los ocupantes de los semisumergibles que parten de Colombia y Venezuela hacia Europa y Estados Unidos en la actualidad cobran unos 500.000 euros por viaje. Pese a que pueda parecer una cantidad descomunal, no resulta excesivo si se tiene en cuenta el valor de la mercancía que transporta, que suele superar ampliamente los 200 millones.

Un ingeniero colombiano que se dedicó durante años a la construcción de estos aparatos explica en Narcogallegos que "al principio empleábamos motores de combustión, por lo que no se hundían mucho y eran visibles desde el aire". Ello hizo que la DEA pudiese interceptar algunos y que los cárteles afinasen más sus prototipos. Aquellos primeros artilugios estaban diseñados para ser tripulados por una sola persona (lo mismo que el que apareció en la ría de Vigo). Los modelos iniciales se fabricaban en el Pacífico y las primeras rutas eran hacia Miami, previo paso por Barranquilla.

En Europa, además de las más conocidas rutas que emplean el Norte de África como puente, en algunos casos, o que se dirigen directamente hacia Galicia, en otros, los colombianos también se abrieron camino en pleno Mediterráneo. Lo hicieron mediante el envío de especialistas en la construcción de estos aparatos a regiones poco vigiladas de Argelia, donde se construyeron batiscafos que posteriormente se aproximaban a las costas españolas.

En la actualidad sigue siendo uno de los sistemas preferentes para el transporte de cocaína en todas las direcciones.

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