Han informado por escrito a Patrimonio del daño causado con motivo del cambio de cerradura de la capilla de San Xusto y han notificado a la Guardia Civil la situación, incluyendo el cambio realizado picando piedra en una jamba y las fotos que prueban que esta decisión se tomó porque en la hermita se estaban produciendo reuniones clandestinas.
Son las dos medidas que ha adoptado la Comunidade de Montes de San Xurxo tras la polémica levantada por los efectos del cambio de cerradura en el templo, que acabaron con una modificación de la parte granítica de la construcción para permitir la instalación de una cerradura nueva. La Comunidade de Montes ha salido al paso de la controversia aclarando que, si bien los posibles daños en la edificación son consecuencia de esta decisión, no había mala fe, sino la intención de poner fin a los malos usos que se estaban detectando dentro del templo y a una situación generada por el hecho de que las llaves de la cerradura originaria habían sido duplicadas y no había control sobre quiénes las tenían. La directiva de la Comunidade de Montes respalda unánimemente la decisión, adoptada en el seno de una comunicación interna entre sus miembros "posto que, pola covid, foinos imposible convocar unha asemblea para tratar este asunto, e vimos que era bastante urxente".
FIESTA DE HALLOWEEN. ¿Y cuál era el motivo de la urgencia? Pues la inseguridad que generaron sucesivas visitas de los directivos de la comunidad de montes a la capilla en la que aparecían evidencias de que se habían producido fiestas y reuniones. "A primeira vez foi en agosto. Atopamos contedores de lixo cheos dentro da propia capela, e outras evidencias. Ata vimos en Facebook fotos dunha pulpada que se coceu no mesmo pórtico da igrexa, con unha fogata feita no chan e da que aínda hai marcas de queimado", afirman.
Los comuneros regresaron en octubre y pidieron al Concello que liberase los contenedores que, dentro del templo, estaban llenos de desperdicios. "Ao voltar en novembro volvemos atopar evidencias de reunións. Ata restos de disfraces de Halloween e de bebidas alcólicas. Non queriamos denunciar, aínda que poderiamos saber con facilidade quen foi. Pero está claro que o templo corría perigo e tamén que hai xente que o usou para manter encontros que estaban prohibidos polas normas do confinamento", indica la Comunidade de Montes.
Este miércoles volvieron a la capilla para tomar fotos de todo y recoger en un acta el estado actual de la ermita. En su interior hay evidencias de desorden y restos de actividad, además de otros bultos y cajas de material que se ve que corresponden a la celebración de las romerías tradicionales y que indican que la edificación, del siglo XVIII, se emplea como almacén.
"Non era a intención danar a capela, pero a pechadura tiña que ser de seguridade, porque outra como a anterior podía abrirse metendo a man pola fiestra lateral", indican fuentes de la Comunidad de Montes.