Los concellos acatan las restricciones y piden 'sentidiño'

Reclaman, como Poio, cribados masivos, y más apoyo económico de la Xunta 
Imagen de un control de la Policía Local. DP
photo_camera Imagen de un control de la Policía Local. DP

Si el levantamiento del estado de alarma cedió la dirección de las medidas contra la pandemia a las comunidades autónomas, los paquetes de nuevas restricciones locales y provinciales sitúan buena parte de la responsabilidad del control de las mismas en los Concellos. Este miércoles, los alcaldes admitían que las policías locales serán "claves" para concienciar y hacer respetar las nuevas normas. Las ciudades se juegan no sólo la imprescindible mejora de la sanidad, sino también la tranquilidad social y la tan necesaria recuperación económica.

Concellos como Sanxenxo están pensando ya en la Semana Santa, que ven amenazada en función de la eficacia de estas nuevas restricciones y del control de la tercera ola de la pandemia.

Esta presión en las administraciones se tradujo ayer en declaraciones coincidentes de los regidores y regidoras de la comarca. De manera unánime, apelaron al "sentidiño" de los ciudadanos y ciudadanas para que las restricciones sean eficaces. La responsabilidad individual es el único camino hacia la responsabilidad colectiva y esta, la única solución real al avance del coronavirus, situado ya en un nivel de contagios similar al que precedió el pasado marzo a los confinamientos domiciliarios.

Alcaldes

PROTESTAS LOCALES. Fruto de esa tensión, también las quejas. En Poio, su regidor, Luciano Sobral, demandó cribados masivos entre la población y anunció que así lo pedirá al Sergas. Y desde Pontevedra, la edil Carme da Silva exigió a la Xunta un mayor compromiso económico con los sectores afectados. Sostiene la concejala nacionalista que el gobierno autonómico "tivo tempo" de pensar estas medidas y de aprobarlas "ao mesmo tempo que as restriccións".

Similares quejas sobre la gestión del gobierno autonómico apuntó la alcaldesa de Forcarei, la socialista Verónica Pichel. Pero entre los alcaldes socialistas de la comarca, la mayoría cerraron filas contra la pandemia sin críticas ni a la Xunta ni al Gobierno.

Desde la visión del alcalde socialista de Caldas, que defiende las medidas y responsabiliza de la situación al "comportamiento social poco responsable"; o la del también socialista en Ponte Caldelas, Andrés Díaz, que entiende que se trata de nuevas medidas "que había que tomar". Hasta la del alcalde de Vilagarcía y presidente de la Fegamp, Alberto Varela, que entiende que no es momento de críticas y sí de concienciación social y respeto por las medidas adoptadas y las recomendaciones del comité científico gallego.

Y en medio de esta situación cambiante queda la duda de si entre las policías locales, autonómica y estatal serán capaces de hacer cumplir con las nuevas normas de convivencia. La vigilancia de los horarios comerciales y de hostelería parece una tarea más sencilla. No así el control de la movilidad de las personas, con nuevas prohibiciones en ocasiones difíciles de memorizar, y con una fuerte sospecha de que será imposible verificar el comportamiento social entre convivientes y no convivientes sin apelar a la buena voluntad individual y colectiva. En síntesis, ese fue este miércoles el llamamiento masivo de los alcaldes y alcaldesas: máximo respeto por las nuevas normas y por su cumplimiento estricto con el único objetivo de dominar cuanto antes al virus. Eso, y demandar el «buen ritmo» de las vacunaciones, que este miércoles mismo iniciaron su andadura entre el colectivo de los profesionales sanitarios.

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