El coronavirus aceleró el cierre por jubilación del histórico bar '6 de agosto'

El negocio, ubicado en Lérez, sirvió su último café el 13 de marzo, tras medio siglo de trayectoria
2020080211035964538
photo_camera 2020080211035964400

El coronavirus obligó a numerosos bares y restaurantes a colgar el cartel de cerrado de forma permanente. La mayoría de ellos lo hicieron por problemas económicos, o bien las ayudas no fueron suficientes u otras nunca llegaron. No fue el caso del bar '6 de Agosto' de Lérez, que tenía previsto cerrar sus puertas por la jubilación de sus dueños el 6 de agosto de este 2020, como el nombre del bar indica. Este día también abrió sus puertas hace 50 años, según sus dueños, en honor al patrón de la Parroquia del Divino Salvador de Lérez.

Sin embargo, ante la pandemia y el estado de alarma, la familia propietaria clausuró el negocio de forma definitiva en marzo de este año: "El 13 de marzo se puso el último café porque mi madre María, fundadora del bar, es grupo de riesgo ya que tiene 93 años, y por unos meses no nos compensaba arriesgarnos a permanecer abiertos" cuenta Julita Besada, hija de la fundadora y responsable desde 1977 del negocio.

Desde sus inicios, el establecimiento se convirtió en un bar familiar, situación que su localización, en las afueras de Pontevedra, favorecía: "aquí venían los solteros, y años más tarde aparecían con sus hijos, y finalmente también con sus nietos. Nosotros estábamos invitados a sus bodas". Los clientes del 6 de agosto entraban y salían del establecimiento con total confianza, era el sitio de referencia en el que pasar las tardes disfrutando de una partida cartas o viendo un partido de fútbol: "nunca hubo discusiones ni enfrentamientos, únicamente alguna discusión en mitad de una partida de cartas, pero siempre sin altercados, todos los recuerdos están rodeados de cariño", dice la dueña del local.

A modo anecdótico, los propietarios cuentan que "un domingo que estábamos comiendo en la parte de arriba, y el bar estaba cerrado, comenzamos a escuchar ruidos abajo y cuando fuimos a ver que pasaba, descubrimos que los clientes habían entrado sin decir nada, se habían colocado para jugar la partida y algunos hasta se sirvieron ellos mismos aún estando la puerta cerrada".

El local cierra sus puertas porque los propietarios llegaron a la edad de jubilación,sus hijas tienen otros trabajos, y no prevén contratar a otra persona porque "se perdería la esencia familiar".