Opinión

Corporativismo

El culebrón Deportivo Fuenlabrada es tan confuso e intrincado, que lo que trasciende hoy carece de validez mañana. Todos contra todos, con la pretensión de que se salve el equipo coruñés, vía despacho, o que el conjunto madrileño dispute la promoción de ascenso, en su mano si puntúa en Riazor. Hasta ahora, los menos culpables y más perdidos en el show fueron los jugadores, pero todo varía tras la inoportuna y desafortunada incursión de Alex Bergantiños, capitán blanquiazul, con el polémico audio, de carácter privado, dirigido a sus compañeros. Siendo el contenido confuso, se deja entrever que el partido pendiente sería o será un paripé, insinuando el amaño. Indicios delictivos. Para rematarla, al embrollo se ha sumado el chirriante apoyo del sindicato de los futbolistas (Afe), con refrenda a la controvertida actuación del jugador, en una clara actitud corporativista, que es tanto como hacer suya la titubeante astracanada. La asociación está, como es lógico, para defender y apoyar a sus afiliados, pero nunca puede estarlo para, como en este caso, justificar episodios de dudosa moralidad, sea o no Bergantiños el afectado. Su pasado honesto y sin recovecos, no le exime de culpa ni de responsabilidad.

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