La mayor distinción de las impuestas el lunes recayeron en los centinelas que esa noche repelieron a los dos coches suicidas que pretendían irrumpir en la base española para causar una carnicería. El ourensano Daniel Gómez y el colombiano Richard Ríos admiten que reaccionaron según habían sido adiestrados, aunque al principio pensaban que era un simulacro.
"Lo recuerdo como si fuera ayer. En el primer momento no te lo crees. Fui actuando sobre la marcha, porque no era nada planeado. Se me pasó por la cabeza de todo, porque los vi llegar, no sabía cómo iban a venir y… fue todo instintivo", explica Ríos.
Sobre el inicio del ataque, detalla que "por la radio dijeron que los compañeros de la otra puerta escuchaban disparos. Al momento el sargento confirmaba que no se trataba de ningún simulacro y acto seguido escuché ya que nos disparaban. Vi que el vehículo se estrellaba contra la puerta y quería entrar por la fuerza, ahí fue cuando comencé a disparar".
"Cuando vi que se detuvo, me replegué un poco y solicité el apoyo de mi compañero, que estaba con su ametralladora. Desde su posición vio aproximarse el segundo vehículo y me avisó para que me situase en una posición más segura, porque en ese momento no sabía cuántos venían ni con qué intenciones", indica.
El soldado Gómez comenta que "vi llegar el segundo coche marcha atrás, con los intermitentes... Al girarse hacia la base, apunté hacia él y en ese momento explosionó sin darme tiempo a abrir fuego. Al principio no te lo esperas, y después fue un poco de caos, porque se fue la luz, empezó a pasar gente por delante sin saber si quería entrar o no… Ahora duermo bien por las noches, pero al día siguiente me costó".
