Opinión

Cuando la generosidad surge del dolor

HOY VOY a direccionar los focos hacia un tema de gran trascendencia a nivel mundial como es aumentar la concienciación y movilizar a la sociedad para avanzar en la prevención contra el cáncer y el control de esta enfermedad.

Esta semana se inauguraba con el 4 de febrero, el día mundial que la Organización Mundial de la Salud, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) y la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC), eligieron para hacer visible y concienciar a organizaciones y personas alrededor del mundo para que se unan y, para hacer conciencia sobre el cáncer y la labor que juntos hacen para priorizar la salud del mundo.

Se calcula que 9.5 millones de personas a lo largo del globo fallezcan a raíz del cáncer en este año, es decir, alrededor de 26.000 muertes diarias, un número que incluso se espera que aumente. La verdad, son cifras aterradoras.

También este año, la UICC, entidad organizadora del Día mundial contra esta enfermedad, está lanzando una nueva campaña que durará tres años con la temática “Yo soy y voy a”, que anima al compromiso de reducir la carga que el cáncer representa a nivel mundial, aunque de forma concreta este 2019 han querido dar visibilidad al cervicouterino, que puede prevenirse mediante vacunación contra el VPH, tamizaje y tratamiento de las lesiones precancerosas; y puede ser curado si es detectado temprano y tratado adecuadamente, como gracias a Dios y a la investigación, muchas otras patologías cancerosas.

Durante esta semana y alrededor del mundo, países y comunidades llevarán a cabo festivales, caminatas, seminarios, campañas informativas y otros eventos para hacer conciencia y educar a la población sobre cómo luchar contra el cáncer a través de pruebas de detección y la detección temprana, los buenos hábitos de la alimentación y actividad física, dejar de fumar, y al exhortar a los funcionarios públicos a que hagan una prioridad los asuntos relacionados con el cáncer y la salud pública. Y Pontevedra no podía mantenerse al margen.

Así, el viernes 8 se pudo ver en el Teatro Principal la obra del cineasta pontevedrés, Miguel López Sánchez, “Castelao. De Chumbo A Verba”, estrenada en mayo de 2017; en donde el artista y político, interpretado por Miguel Pernas, muestra a un niño, Iago Novoa, la ciudad y sus secretos a través de 1916 a 1936, los años que vivió en ella, rencontrándose con la Pontevedra de hoy. La cinta cuenta con la colaboración de Uxía Blanco, Yolanda Vázquez, Silvia Romaus y la música de María do Ceo. Siendo esta vez una proyección solidaria en favor de la Asociación Española Contra el Cáncer, AECC. ¡Gracias Miguel!

Miguel López Sánchez, es un pontevedrés de pro y ahí está siempre para ayudar y, poniendo a disposición de todos y de la manera más generosa su trabajo, su colaboración y su tiempo, como lo ha vuelto a hacer este pasado viernes.

Miguel es el ejemplo de persona bondadosa en multiplicidad de casos, pero en este y de forma especial, su ejercer magnánimo surge de su experiencia dolorosa al perder a personas cercanas. Comenzaba así su relación con la Asociación Española Contra el Cáncer de Pontevedra, presidida por la ejemplar María José Crespo, cuando conoció de primera mano el trabajo desinteresado, pero sin igual, desarrollado por los voluntarios que ayudan a los enfermos de esta terrible enfermedad que arrebata de este mundo tantas vidas a diario, y el apoyo psicológico que se les da a ellos mismos tanto como a sus familiares.

Pero yo estoy convencida que Miguel lo hubiese hecho de todas formas, aunque ahora se sienta especialmente implicado y agradecido, porque él es así, todo corazón y derrochador de una humanidad “de campeonato”.

Yo le conocí ya hace muchos años, porque era el primo de mi compañero de pupitre en el instituto “Sánchez Santón”, Ramón López Ferro al cual, junto a mi persona, nuestro extraordinario profesor de geología, Antonio de Ron, nos encargó una presentación sobre dinosaurología. Miguel de aquella era “pincha” en el Mercantil, cuando esta sociedad aún tenía su sede en la calle Andrés Muráis donde hoy está la Gerencia Territorial del Catastro de Pontevedra; y se nos ocurrió a Moncho y a mí, hacer una presentación de diapositivas con música y comentarios para hacer más “llevable” aquella clase práctica de paleontología a nuestros compañeros que, gracias a la colaboración desinteresada de Miguel, grabando nuestras voces y eligiendo música de lo más variada, (además de sufrirnos porque éramos tremendos), conseguimos una audiencia que llegó a todo el alumnado del instituto, además de una muy buena nota por parte del gran profesor De Ron Pedreira.

Quise citar esta anécdota, que no tiene comparación alguna con la dádiva de Miguel hacia la Asociación Española Contra el Cáncer de Pontevedra, porque a través de ella les quiero mostrar como ya era él siendo un chaval, siempre a disposición para todo el que se acercase a pedirle algo.

Evidentemente hay situaciones, acontecimientos e instituciones importantísimas como a la que quiso ayudar este pasado viernes; pero el artículo de opinión de este domingo se lo quise dedicar a la causa apoyada por Miguel y a él mismo, porque es un ejemplo para seguir de persona solidaria en mayúsculas, en especial en esta ocasión, porque hay que ser muy grande cuando la generosidad surge del dolor. ¡Gracias Miguel!

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