El Dakar empieza en Cotobade

Jesús Silva se encuentra en plena preparación para el rally más duro del mundo, en el que participará en la edición del año 2022 ►A día de hoy trabaja tanto física como mentalmente para llegar en las mejores condiciones y cumplir el sueño de su vida
Jesús Silva sobre su moto tras una prueba. DP
photo_camera Jesús Silva sobre su moto tras una prueba. DP

Thierry Sabino, creador del Rally Dakar, aseguró una vez que "el Dakar es un desafío para los que parten, un sueño para los que se quedan", y justamente Jesús Silva, un vecino de Cerdedo-Cotobade, está convencido de que quiere formar parte de esta lista de valientes que aceptan el desafío de participar en el rally más duro del mundo.

Un sueño que cada vez es más real debido a la dura preparación en la que se encuentra inmerso para poder estar en la edición del año 2022, una prueba para la que "solo me queda casi un año", tal y como asegura Silva.

Su afición por las motos comenzó cuanto tenía, aproximadamente, nueve años cuando se subió por primera vez al vespino de su abuelo. "Empecé por ahí, poco a poco te vas metiendo y llegas hasta aquí", afirma Jesús que en el año 2013 comenzó a competir en enduro. "Participé en el Campeonato Gallego e hice alguna carrera del de España", explica el automovilista que en el 2018 "empecé a correr rally en la Baja Aragón y fue ahí donde empecé a ver que el Dakar no estaba tan lejos".

"Correr el Dakar es la ilusión de cualquier aficionado a la moto de campo, es la aventura con mayúsculas"

Una anécdota con el piloto Joan Pedrero le hizo dar el paso definitivo y es que este le preguntó "tú, ¿te vienes al Dakar?", a lo que Silva respondió que no, que le encantaría, pero no estaba preparado. Sin embargo Pedrero respondió "no te creas, no es para tanto", palabras que animaron al de Cotobade a comenzar con la preparación.

Recordando esas palabras de Pedrero, Silva asegura que "ahora me doy cuenta de que sí que es para tanto", pero "correr el Dakar es la ilusión de cualquier aficionado a la moto de campo, es la aventura con mayúsculas" y por eso pese a que "la preparación es muy dura a nivel físico y mental", Jesús Silva se encuentra con fuerza para cumplir, en poco más de un año, su gran sueño, el cual lo hará de la mano de su equipo: el club Aventura Touareg.

EXAMEN FÍSICO Y MENTAL. La dura preparación de Jesús Silva pasa tanto por la parte física como por la mental ya que el Dakar representa "la superación, vencerte a ti mismo, al desierto. Es estar en medio de ninguna parte y llegar a buen puerto", afirma.

"Por mi trabajo suelo estar mucho tiempo solo. Intento ir sin distracciones ya que en la moto no habrá nadie"

Su ocupación profesional es, a la vez, una limitación y una ayuda para esta preparación. Silva es supervisor de líneas de alta tensión, un trabajo que le obliga a desplazarse y a tener que adaptar sus entrenamientos. "Trabajo durante todo el día y luego al terminar algo a correr, hago ejercicios de fuerza y estiramientos. Los fines de semana es cuando puedo coger la moto", explica sobre la parte negativa de compaginar ambas cosas.

La parte positiva es que "por mi trabajo suelo estar mucho tiempo solo, entonces intento ir con la radio apagada para que mi cabeza se centre en lo que estoy haciendo, sin distracciones, ya que en cuanto me suba a moto no habrá nadie conmigo", explica Jesús que tiene en ello una gran ayuda en la parcela psicológica, la cual trabaja "con el equipo, con un amigo que ya lo corrió y me está ayudando a poner las pautas".

Poco más de un año para disputar el rally más duro del mundo y pese a que confiesa tener momentos de bajón, en los que se pregunta que donde se ha metido, Jesús está dando el cien por cien de sí mismo para cumplir un sueño que empieza en Cotobade y termina en Dakar.

El presupuesto, otro hándicap en el camino hacia cumplir su gran sueño

"No es barato", son las primeras palabras de Jesús Silva sobre el presupuesto necesario para llegar al Dakar. "Es una carrera donde todo es mayúsculo: el reto, la preparación, y por supuesto, el presupuesto, explica, una cifra que ronda los 150.000 euros.

"Esa es la cantidad para correrlo con todas las garantías y, entre comillas, alguna comodidad", explica el cotobadés que añade que "si no consigo todo el presupuesto en vez de dormir en una caravana, lo haré una tienda de campaña; y si no puedo comprarme una moto, la alquilaré".

Sin embargo su objetivo es correr con todas las garantías por ello todavía se encuentra buscando patrocinadores para tener no solo la certeza de participar, si no la de hacerlo con la mayor seguridad y comodidad posible.

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