EL PARTIDO POPULAR cumple hoy 30 años. Nació el 20 de enero de 1989 durante el desarrollo del noveno congreso de Alianza Popular (AP), que pasaría a ser conocido en la historia como el de la refundación. Celebrado en Madrid bajo el lema Avanzar en libertad, lo que supuso en la práctica el cónclave fue el regreso oficial de Manuel Fraga tras tres años de exilio voluntario en Estrasburgo como eurodiputado y, en cierto modo, el reagrupamiento de un centro derecha al que los sucesivos reveses electorales empezaban a pasarle factura.
El león de Vilalba, que había fundado AP en 1976, abandonó su dirección en 1986 en plena crisis de la formación, agravada por la salida del sector democristiano y de figuras de peso como Jorge Verstrynge. Mientras Fraga se refugió en Europa, AP quedó en manos del andaluz Hernández Mancha, que se impuso a Miguel Herrero de Miñón en la disputa interna por el control, pero que en tres años no solo fue incapaz de meterle el diente al felipismo, sino que su gestión acabó de descomponer la derecha española. La fragmentación total y absoluta de ese espacio era ya una realidad, por lo que se encendieron todas la alarmas y se puso en marcha una operación que llevaba tiempo cocinándose en la sombra y que acumuló horas y horas de duras negociaciones: el nacimiento del Partido Popular.
→ Una refundación necesaria
Los estatutos diseñados para la ocasión apuntaban a la necesidad de refundar Alianza Popular para "convertirlo en un partido de ancha base donde quepan y convivan cómodamente las ideas liberales, conservadoras y democristianas", una casa común guiada por la filosofía del "humanismo cristiano", según la ponencia política. Con este nuevo envoltorio se intentaba que todo el centro derecha volviese a agruparse bajo el mismo paraguas, para lo que también se pensó en el cambio de nombre, un empeño personal de Fraga, que dicen que llegó a condicionar su regreso a esa cuestión y al que se le escapó alguna lágrima en el discurso empleado para convencer a los suyos de enterrar para siempre Alianza Popular. Así, con 491 votos a favor, 111 en contra y 64 abstenciones, AP se convertiría para siempre en el PP.
"Fraga fundó el PP porque quería que hubiera una unidad de todos los sectores de la derecha" y no se repitiese así lo ocurrido con UCD, resume el escritor Manuel Penella Heller, uno de los grandes estudiosos de ese proceso. La derecha tenía vía libre además para recuperar el término "partido", que durante el franquismo había adquirido ciertas connotaciones sociales en algunos sectores que lo desaconsejaron durante años.
A partir de ese momento la historia ya es más conocida por la mayoría. A finales de 1989 irrumpe José María Aznar como delfín de Fraga, el león de Vilalba le cede espacio con su desembarco en Galicia para iniciar su etapa triunfal en la Xunta y la derecha pasa a ser, por primera vez en democracia, partido de Gobierno en España.
→ ¿Hacia la segunda refundación?
Este domingo, tres décadas después, la historia confirma que es cíclica. Son muchas las voces que ven necesaria una segunda refundación del partido, con la que ya se especuló hace años, cuando los escándalos de corrupción pusieron al PP patas arriba. Entonces, el triunfo histórico de Mariano Rajoy en 2011 apaciguó esas voces críticas internas que pedían cambios. Pero el partido interpretó, erróneamente, que la sociedad no penalizaba la corrupción, por lo que su postura contra ella no fue lo suficientemente férrea. Y precisamente en ese momento empezó esta nueva descomposición del Partido Popular y del centro derecha, como la que empezaba a fraguarse en AP en 1986.
La irrupción primero de Ciudadanos y después de Vox se encargaron de acelerar todavía más este proceso, aunque en realidad ambos partidos no parecen la causa de esa fragmentación del centro derecha en España sino una de sus consecuencias.
Ahora, la verdadera duda consiste en saber el alcance que tendrá este escenario. Es decir, si al Partido Popular le bastará con limitar sus próximos congresos y cónclaves a lavados de cara en forma de rearme ideológico, como este de Madrid, o si por la contra, tras un año en que las urnas dictarán sentencia, necesitará acometer una segunda refundación que implique, incluso, un cambio de nombre.
Compostela Aberta ya hace vida en su nuevo local ajena a En Marea
Hace algo menos de dos años Compostela Aberta, el partido que gobierna en Santiago, y En Marea decidían mudarse juntos a un nuevo local de la capital gallega, una sede en la que compartieron espacio y gastos durante este tiempo en algo parecido a lo que se podría calificar como sintonía. Coincidencia o no, la marea municipalista de Martiño Noriega acaba de ocupar la semana pasada un nuevo bajo en Alfredo Brañas, un cese de la convivencia que era ya el único casillero que faltaba por rellenar en el expediente de divorcio de dos fuerzas que en solo 24 meses pasaron del amor a situarse a años luz en cuestiones políticas, programáticas, ideológicas e incluso personales.