Un tren con 53 pasajeros descarrila a las puertas de la ciudad de Pontevedra

Un fallo en alguno de los sensores se presume como posible causa de un siniestro que no causó heridos pero que provocó el cierre total del tráfico ferroviario y un susto mayúsculo ► La circulación se restableció en la mañana de este viernes

El tren afectado. JAVIER CERVERA
photo_camera El tren afectado. JAVIER CERVERA

Nadie resultó herido, pero el susto en el cuerpo se lo han llevado. Los 53 pasajeros que viajaban en la noche del jueves en el tren Santiago-Vigo tuvieron que ser trasladados en otro convoy a Pontevedra después del súbito descarrilamiento del aparato en el que circulaban.

El accidente, que se produjo justo a la entrada del término municipal de la ciudad del Lérez, se registró pasadas las 21.30 horas, y conllevó el cierre total del tráfico ferroviario en la principal arteria de Galicia desde ese mismo instante. La circulación quedó restablecida a las 8.20 horas de este viernes.

Fue el servicio de alertas del 112 el que dio la voz de alarma de un suceso que, informaban, no había causado daños personales. Varias patrullas de la Policía Local de Pontevedra se presentaron en el lugar, un punto apartado entre los lugares de Reiriz y A Ermida, entre las parroquias de Alba y San Vicente de Cerponzóns, al que solo puede accederse por un vial que da servicio a la infraestructura ferroviaria. 

Renfe puso en marcha sus mecanismos de rescate para hacer llegar un segundo tren que, en cuestión de minutos, alcanzó el punto del siniestro y trasladó a los viajeros hasta la estación de Pontevedra. Allí se congregaron numerosos familiares para recibir a sus allegados. 

Sobre las causas de un accidente que pudo haber sido mucho peor, se saben dos cosas: que el conductor dio negativo en todas las pruebas que le fueron efectuadas —no estaba bajo los efectos de sustancia alguna— y que se produjo a una velocidad reducida, dado que el tren iniciaba la reducción de la misma para detenerse en la ya cercana estación de la capital lerezana. 

UNA SOLA RUEDA. El descarrilamiento se produjo después de que una de las ruedas del tren se saliese de su raíl, lo que propició que el vehículo se desequilibrase y se detuviese de forma brusca. Por suerte, fue solo uno de los laterales, en el primer vagón, el que permanecía fuera de su lugar al cierre de esta edición. Sin embargo, el peso del vehículo obligó a la utilización de una grúa para su recolocación sobre las vías y el restablecimiento del servicio. 

Especialistas de Adif y agentes de la Policía Nacional investigaban lo ocurrido sobre el terreno en plena madrugada. Las primeras hipótesis a las que pudo acceder el equipo de este periódico desplazado sobre el terreno apuntan a un fallo en los sistemas de sensores automáticos de los que disponen esta clase de trenes, lo que obligó al maquinista a intentar dirigirlo de manera manual. En todo caso, no será hasta que concluyan las pesquisas cuando se obtengan certezas sobre el asunto.