Día 13: Nuestros héroes de la zona cero

EN PRIMERA PERSONA ▶Montecelo se ha convertido en el centro de operaciones donde se decide cómo actuar frente al Covid-19 y donde se asiste a los casos más graves. Las distintas categorías que operan en el hospital afrontan el reto con sus miedos y reivindicaciones, pero sin dar un solo paso atrás. Los sanitarios están más unidos que nunca
Nuestros héroes de la zona cero - María Luisa, Rafael, Mercedes y Ramón. DP
photo_camera María Luisa, Rafael, Mercedes y Ramón. DP

Los héroes a los que se brinda homenaje cada día a las 20.00 de la tarde no tienen capa ni superpoderes. Son personas de carne y hueso que intentan sobreponerse al miedo desatado por un enemigo poco conocido que ha puesto en cuarentena a medio planeta, el afamado Covid-19.

Diario de Pontevedra ha reunido los testimonios de cuatro profesionalesademás de la experiencia de la enfermera Inés Lobeira– que operan en el servicio de Urxencias y en otras estancias de Montecelo, la zona cero en la que se atienden las sospechas y los positivos por coronavirus. Todos coinciden al señalar que afrontan la situación con temor y preocupación, pero también comparten que la vocación y el espíritu por ayudar a terceros gana el pulso frente al pavor al contagio.

Médicos, enfermeros, auxiliares, celadores, limpiadores... Todos están dando el callo en primera línea y cuando terminan la jornada se van confinados a casa, deseando que las medidas de prevención hayan sido las correctas para salvaguardar a los suyos. Porque sí, como pueden imaginar, la mayoría comparte domicilio con la familia, que en esta situación también se ve abocada a arrimar el hombro, tragando saliva frente a cada tosido e implorando también para que el bicho no entre en sus viviendas.

Son héroes y heroínas que no piden aumento de salario ni días de compensación por el esfuerzo hecho. Solo medios para protegerse de un virus que, si ha probado una cosa, es su alta capacidad para expandirse. La necesidad de reforzar el suministro de Equipos de Protección Individual (Epi) está en boca de todos, más cuando la curva que dibuja el Covid-19 no para de ascender y cuando todos saben que lo peor está por llegar. La escasez de medios ya ha obligado a reutilizar batas y mascarillas. Por eso muchos no solo agradecen los aplausos, sino también la implicación ciudadana para confeccionar capas contra el Covid-19.


MARÍA LUISA. TRABAJADORA DEL SERVICIO DE LIMPIEZA DE MONTECELO

Nuestros héroes de la zona cero - María Luisa, limpiadora

"A las limpiadoras se nos obvia bastante"

Las responsables de liquidar los restos del virus demandan un protocolo único para disminuir las incertezas

María Luisa Mareque (48 años) lleva 26 años trabajando en el servicio de limpieza del Hospital Montecelo, actualmente adjudicado a la empresa Acciona, y una de las primeras cosas que indica es su agradecimiento por el hecho de que su gremio aparezca en el reportaje. "Como habrás visto, a las limpiadoras se nos obvia bastante. Y eso que, aunque dicen que somos perfiles de bajo riesgo, estamos expuestas al coronavirus como lo están otras categorías". Ellas son las responsables de pulverizar los posibles restos del virus y de manejar el conocido como "cubo negro", en el que se depositan los residuos de los positivos.

En realidad Marisa se define como una persona "tranquila", pero advierte de que muchas de sus compañeras afrontan la situación con inquietud. No tanto por la falta de medios de protección, que son limitados pero existen, o por la ausencia de formación, a la que han tenido acceso. Si no por todos los momentos en los que se encuentran acciones no contempladas en los protocolos oficiales. "Por ejemplo, cuando vemos que en algunas plantas los profesionales sanitarios usan calzas o salvacamas con lejía para limpiar el calzado, porque nos preguntamos si nosotras también debemos hacerlo y eso suscita nervios. Debería haber un protocolo único para todas las plantas".

Otros de los momentos que alimentan la incertidumbre es cuando toca sacarse sola el Epi, cosa que ocurre en algunas unidades, o cuando toca asumir una planta por cabeza. "Contrataron a mucho personal, pero en muchos sitios hay sobrecarga de trabajo. Y podemos cometer errores tontos. No estamos acostumbrada a no tocar el ojo, la nariz... Aunque lavamos las manos más que nunca, somos humanos".


RAFAEL BOUZA REY. MÉDICO DEL SERVICIO DE URXENCIAS

Nuestros héroes de la zona cero - Rafael Bouza Rey, médico

"Creo que esto no se nos irá de las manos"

Los 30 médicos de Urxencias espantan el miedo con "profesionalidad" y los residentes se ofrecen para estar en primera línea

Rafael Bouza Rey (49 años) es uno de los 30 médicos que trabajan en el servicio de Urxencias de Montecelo, donde lleva 19 años prestando asistencia a pacientes del área sanitaria. Según dice, sus colegas de profesión están afrontando la situación "con preocupación y miedo", pero también con una elevada "profesionalidad" que ayuda a espantar los temores. "Hemos organizado el servicio para actuar de la manera más correcta posible. Contamos con un circuito reservado para las patologías respiratorias y asistimos a continuas actualizaciones del protocolo, por eso y porque siempre he sido optimista, creo que esto no se nos irá de las manos. Estamos organizados".

Rafael afirma que no ha habido más bajas que las obligadas (por circunstancias ajenas al Covid-19) y añade que incluso los residentes, "que son los que podrían escapar, son los primeros que quieren estar delante". "Todo el personal está respondiendo muy bien. Quizás el personal médico tiene menos miedo que otras categorías, porque a lo mejor tiene más conocimiento del problema, pero al final nadie huye".

El servicio, que estudia la posibilidad de reforzar turnos con residentes de Medicina de Familia, también ha hecho otros ajustes, como establecer guardias extraordinarias para que, en el caso de ser necesario, se incorporen facultativos libres. Eso sí, al igual que hacen otras categorías profesionales, el doctor incide en que el suministro limitado de Equipos de Protección Individual (Epi) es uno de los grandes caballos de batalla que obliga a hacer un uso consciente de los mismos. "Al principio nos suministraron menos de los que necesitábamos. Incluso nos llegaron a recomendar reutilizarlos, algo que considero inadecuado por el riesgo que corremos de contaminarnos. Cada uno de los que accedemos al circuito (del Covid-19) estamos trabajando con los Epi tres horas y media con el traje, y no solo es muy cansado y estresante, sino que se suda mucho. Ahora sí tenemos más equipos, pero no hay que derrochar".

El doctor Bouza cree que la alarma social generada por el coronavirus está totalmente "justificada" y secunda íntegramente las órdenes de confinamiento para proteger a la "población más débil, sobre todo la de mayor edad". "Los positivos que estamos detectando ya no tienen vínculo con Madrid, sino que el virus está circulando. El distanciamiento social es necesario".

Además, aplaude la decisión de aumentar los test, no solo por confirmar positivos y conocer la incidencia de la pandemia, sino también por romper "la angustia de muchas personas que creen tenerlo". Y añade una última apreciación: el Covid-19 ha puesto en evidencia que las urgencias que llegaban hasta ahora a Montecelo no eran tan emergentes. "La urgencia de siempre bajó un 70% en algún turno".


MERCEDES PÉREZ CARAMÉS. CELADORA EVENTUAL

Nuestros héroes de la zona cero - Mercedes, celadora

"Todo el mundo está arrimando el hombro"

Los celadores también se ponen el Epi cuando toca y, aunque supone un "suplicio", no se escuchan quejas

Mercedes Pérez Caramés, de 65 años –en el centro de la imagen junto a dos compañeras–, es una de las celadoras eventuales que han rotado en las últimas semanas por el servicio de Urxencias del Hospital Montecelo. Y, entre sus múltiples encomiendas, ha estado trabajando en el circuito reservado para pacientes con síntomas compatibles con el coronavirus, ataviada con los famosos Equipos de Protección Individual (Epi).

Según dice, es una vestimenta bastante molesta, "un suplicio", que "hace sudar muchísimo" y cuya mascarilla aprieta tanto que llega a despertar dolor de cabeza y rojeces en la piel. El equipo es tan aparatoso que incluso "asusta" a algunos pacientes "porque parecemos astronautas". Sin embargo, de lo único que se quejan los sanitarios es de que su suministro sea limitado.

Mercedes asegura que los profesionales de la sanidad están actuando sin el más mínimo reproche y con más sintonía que nunca. "Lo que veo es que estamos muy unidos y eso hace mucho. Ahora no hay renuncias, todo el mundo está arrimando el hombro y colaborando. Y al trabajar en equipo las cosas salen bien o mejor que si no lo haces".

La celadora añade que la gestión de la asistencia ha ido a mejor y que cada vez hay menos huecos para los imprevistos. "Esto nos cogió un poco por sorpresa a todos. Obviamente no estábamos preparados e íbamos resolviendo los problemas según iban apareciendo, pero ahora ya está todo más planificado. Hay un circuito interior para los pacientes con patología respiratoria, que impide que entren en contacto con el resto de usuarios. Y todos estamos luchando con los medios que tenemos".

Mercedes afirma que el miedo inicial suscitado por el Covid-19 entre sus compañeras de gremio persiste, pero también incide en que "no están escatimando en personal" y en que cada una de las piezas que conforman el puzzle sanitario ya sabe "cómo actuar". "Al principio había dudas e incluso desaparecía material, pero ahora sabemos que cuando son patologías respiratorias sin contacto basta con usar batas verdes y los guantes. Y que cuando hay contacto directo con el paciente contagiado se debe recurrir al Epi".

Además, al igual que otros compañeros del servicio, advierte sobre el "increíble descenso de las visitas" a Urxencias. "Todo el año estamos saturados y de repente vemos cuáles. Se puede colar alguno, pero no hay esa afluencia por un dolor de garganta o de muelas. La gente se lo piensa más y viene cuando realmente lo necesita".


RAMÓN OTERO FERREIRO. ENFERMERO EN EL SERVIZO DE URXENCIAS DE MONTECELO

Nuestros héroes de la zona cero - Ramón Otero Ferreiro, enfermero

"Consúmenos a dúbida: levo o xerme á casa?"

La plantilla de enfermería se enfrenta al coronavirus con refuerzos, pero con una dura presión psicológica

Ramón Otero Ferreiro (47 años) lleva casi una década en el servicio de Urxencias de Montecelo y, aunque es el primero en lanzar un mensaje de tranquilidad a la población y el primero en ratificar la entrega de los profesionales, advierte de que actualmente "hai moita tensión" en la plantilla sanitaria. Fundamentalmente, por el "incremento de casos", el "déficit de material de protección" y el desasosiego.

Ramón explica que Galicia juega con la baza de haber tenido más tiempo para establecer circuitos y protocolos. Pero también incide en que "o ámbito personal é o factor que está consumindo máis á xente". La mayoría del personal de Urxencias es femenino y presenta una edad media baja, con lo cual muchas tienen hijos y mayores a su cargo, a los que deben atender en estado de alerta. "Probablemente a cuarentena vai pasar factura porque, se ti saes dun traballo estresante, no que estás ao frente da guerra, e chegas a casa onde debes guardar un confinamento.... É difícil de levar e, aínda por riba, consúmenos unha dúbida: levarei o xerme para casa e contaxiarei á familia? Iso é o que lle está pasando ao persoal, que está sometido a unha presión psicolóxica moi forte".

Otro de los hándicaps a batir son las bajas en el pelotón de sanitarios. Hasta la fecha han trascendido 25 positivos de profesionales y al menos diez en aislamiento preventivo. Según el enfermero Otero esto no solo provoca un déficit de personal, sino que también deriva en la incorporación de personal no especializado en el servicio. "Eu por exemplo non valgo para Neonatos ou para UCI, porque non teño experiencia. E ao revés sucede o mesmo, non todo o mundo vale para Urxencias. Non é que non sepan facer as técnicas, senón que descoñecen o funcionamento do servizo".

Por suerte, el coronavirus se topó con los refuerzos ya hechos en la plantilla de Enfermería de Urxencias, compuesta por 38 diplomados y 25 auxiliares repartidos en tres turnos. Según precisa Otero, aquí sí hubo suerte, porque los sanitarios ya se habían movilizado para conseguir refuerzos contra la gripe. "O persoal varía en función duns ratios, que coa gripe aumentan. A clase de paciente que vén nesta época é moi dependiente e necesita moito coidado, e polo tanto lévanos máis tempo atendelos. Pedimos reforzos, que mantemos e que se traducen nun 20% máis de persoal".

Al igual que muchos otros compañeros, Ramón recibe el reconocimiento con "agradecemento e cariño". "Quizais isto sirva para que a xente se dea de conta do realmente importante".

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