Los domicilios de los sacerdotes y las iglesias son los escenarios de las misas

Los feligreses que se desplacen a los templos se exponen a que les impongan una multa
Imagen de una misa celebrada el pasado domingo en la Real Basílica de Santa María. RAFA FARIÑA
photo_camera Imagen de una misa celebrada el pasado domingo en la Real Basílica de Santa María. RAFA FARIÑA

El decreto del Gobierno que establece las condiciones del confinamiento no prohíbe la celebración de misas, pero no permite llamar a los fieles mediante las campanas, y aquellos que se desplacen hasta un templo deberán tener en cuenta la exigencia de respetar el distanciamiento social y ser conscientes de que si algún agente los sorprende durante el trayecto desde su domicilio, se exponen a ser sancionados.

El vicario episcopal de Pontevedra, Calixto Cobo, recalca que es de su única responsabilidad, ya que no se trata de "una farmacia, un supermercado, un kiosco o una gasolinera", afirma, aunque reconoce que existe una "cierta ambigüedad" en la norma, porque en un artículo limita la presencia en las ceremonias fúnebres a tres personas y el sacerdote y en otro exige que no haya "una multitud", que justifica por la "pandemia, que nos descoloca a todos".

En Pontevedra, mientras unos curas, como él, optan por cerrar la puerta de su iglesia, celebrar la misa en su domicilio y divulgarla a través de las redes sociales, otros usan los templos, y es lo que sucede en Santa María o en A Virxe do Camiño. En el segundo hay una zona acotada para que se respete el espacio de separación, precisa Calixto Cobo antes de subrayar que no se produjo controversia alguna hasta la fecha.

"Si me llaman, mi deber será acudir, como podría hacerlo un médico", apunta el vicario episcopal de Pontevedra

Por lo que respecta a la movilidad, argumenta que los sacerdotes pueden desplazarse hasta las iglesias, los hospitales donde ejercen su labor pastoral o cuando su presencia es reclamada por la familia de alguna persona que se encuentre gravemente enferma. "Si me llaman, mi deber será acudir, como podría hacerlo un médico", apunta.

El párroco de San Bieito de Cambados, José Aldao, indica que en O Salnés, "la mayoría celebramos la misa", y señala que son escasos los asistentes a los cultos. No obstante, considera "recomendable" que la puerta de las iglesias estén cerradas o entornadas y, en sintonía con Calixto Cobo, expone que "ir a misa no es un justificante para salir, porque no es un centro de salud". "El cura va a su parroquia porque desempeña en ella su trabajo en un despacho, donde atiende el teléfono o la correspondencia", explica.

El incidente de Carril | "Es de denuncia, pero la Iglesia no se dedica a eso" 
Las expresiones que se escuchan en un vídeo en el que se puede ver a un grupo de feligresas a la salida de una misa en Carril (Vilagarcía), divulgado por las redes sociales, tendrían base para la presentación de una denuncia, afirma Aldao, "pero la Iglesia no se dedica a eso si no es un caso extremo, y quien lo vea ya saca sus conclusiones", afirma. 

"El sacerdote de Carril celebra todos los días misa y hay alguna persona que, en el uso de su libertad, asiste", comenta Calixto Cobo, que atribuye el incidente a la acción de "un chico nervioso", en cuyo estado de ánimo presume que podría haber tenido influencia el confinamiento.

El cura, tranquilo 
Al referirse al párroco, Eduardo Amado, dice que "está tranquilo y es comprensivo", aunque también está "herido" por este suceso cuyo origen fue "un acto para que Dios lleve la paz", lo que no le impide seguir colaborando con Cáritas en el reparto de alimentos.

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